Entrada de Jesús en Jerusalén y María a los pies de su Hijo crucificado
Lo que el feminismo ignora, además de casi todo, son dos cosas: que la gran virtud de la feminidad es la humildad y que pretender ensoberbecer a la mujer equivale a desnaturalizarla.
Lo que equivale a decir que el siglo XXI es femenino, no masculino... salvo que la necedad feminista se imponga.
A la feminidad no hay que enseñarle que el amor con amor se paga. Pero a la feminista sí, porque el feminismo es la degeneración de la feminidad
Ejemplo: a la feminidad no hay que enseñarle que el amor con amor se paga. Lo lleva inscrito en sus genes. Pero a la feminista sí, porque el feminismo es la degeneración de la feminidad.
Y el otro refrán que procede reseñar es que obras son amores y no buenas razones, adagio que seguramente inventó una mujer.
Ahora lo que importa son los hechos, también los hechos del corazón, no la abstracción. Porque a lo mejor es que todo está ya pensado o simplemente porque a los varones nos pierden las premisas interminables, mientras las mujeres, más espabiladas, sólo se preocupan de las conclusiones.
Ahora lo que importa son los hechos, también los hechos del corazón, no la abstracción. Porque a lo mejor es que todo está ya pensado
En plata, que el siglo XXI es siglo femenino, que no feminista, dado que el feminismo ha logrado superar en ignorancia pedante a los varones que hasta ahora poseíamos la pedantería... casi en monopolio.
Además, el siglo XXI no es el de los eruditos, sino el de los profetas. Y abundan los profetas de sexo femenino.
El siglo XXI es siglo femenino, que no feminista, dado que el feminismo ha logrado superar en ignorancia pedante a los varones, que hasta ahora poseíamos la pedantería... casi en monopolio
Señores compañeros de sexo: no nos aprovechemos de la necedad feminista, que tan útil nos es en nuestra tendencia a cosificar a las mujeres y a aprovecharnos de ellas. Porque al final, podría ser que ganemos a las mujeres y perdamos a la mujer, a todo lo que "ellas puedan tener de hospitalario. Resistid esa tentación".
Abogo por reflexionar en que la Madre del Salvador no figura en los momentos de gloria, como el Domingo de Ramos, pero sí está en la cruz, en el momento de presunto fracaso de sus hijos. Y hablo del ser humano -contando varones y mujeres- más excelso que Dios creó: una mujer.
El siglo XXI no es el de los eruditos, sino el de los profetas. Y qué curioso, abundan los profetas de sexo femenino
Al parecer, a la Madre del Redentor, emperatriz del universo, le importaba un pimiento eso de la 'visibilidad'. Es más, se ocultaba en los momentos de gloria y se ponía en primera fila cuando había que dar la cara. Es decir, como hacen las mujeres de fuste. Las otras se hacen feministas y hablan de derechos infinitos.