Mucho llamar negacionista a cualquiera que se opusiera hasta lo más mínimo a las tesis oficiales sobre el Covid y ahora resulta que una de las comisiones oficiales, científica naturalmente, gubernamental, por supuesto, acaba de decidir que lo mejor es que quien haya tenido el virus -si es que sabe que lo ha tenido- no espere cuatro semanas para ponerse la tercera dosis, sino cinco meses.

La pregunta sería, oiga ¿y eso por qué? ¿No quedamos en que la tercera dosis y la cuarta, y las que vengan, son una maravilla y que incluso si el Omicron es menos grave es gracias a las vacunas? 

Pero hay más reflujos en la doctrina oficial e incontestable. Por ejemplo, se impone, y se hará oficial, en nada, la tentación de tratar el Covid como una gripe, la famosa gripalización que tantos rasgados de vestiduras académicas provocó tan sólo unas semanas atrás. 

Luego está la alegre Margarita que reconoce que Omicron se propaga mucho mejor ente las persona inmunizadas. ¡Toma ya! En su estilo, claro: las cosas van mal pero tranquilos, queridos amigos, van a ir a peor y todos, todas y todes vais a morir... por lo general en breve plazo.

Eso sí, Pfizer, la multinacional más lista de todo el planeta, nos comunica que pronto dispondrán de una vacuna -¿la quinta dosis?- especial contra Omicron. ¿Por qué serán tan inteligentes estos chicos de Pfizer?

Recuerden siempre: cara yo gano, cruz tú pierdes

En cualquier caso, sigue vigente el "cara yo gano, cruz tú pierdes": la vacuna evita el Covid pero, si no lo evita, menos mal que estabas vacunado. ¿Y si llega un momento en que nos olvidamos de las vacunas? Entones habremos vencido la Covid gracias a las vacunas que nos pusimos. ¿Comprenden?

Pero nunca le des la razón a los negacionistas y nunca digas que te has equivocado.