Ligero repunte del virus y, de repente, vuelve el miedo. Al parecer, el bicho había desaparecido pero, de inmediato, se han multiplicado los PCR y los antígenos, con las consiguientes locuras: cuarentenas, doble mascarilla, no hablo con los amigos, etc. 

Y eso que la patología más grave no es el Covid sino el pánico que convierte a hombres libres en zombis. Pánico que, sólo por casualidad, no comparten, los filántropos del mundo. Los Bill Gates y compañía, recibidos por la Reina de Inglaterra sin mascarillas ni distancias de seguridad, en acertado comentario que envía la periodista y escritora Cristina Martín Jiménez

Más. Suelta Ayuso que le va a quitar la mascarilla a los niños -que no es para tirar cohetes, la verdad- en el cole y le responde la ministra de sanidad socialista a lo canario: la norma dice que lleves mascarilla si no puedes guardar la distancia de seguridad de 1,5 metros. Y eso no es posible de guardar en un colegio. Es decir, se centra en la norma y quien centra el debate gana el debate. Ahora bien, si algo ha cambiado en el mundo desde hace 18 meses son precisamente, las normas de protección contra el Covid. ¿De verdad que esa es la respuesta adecuada para una ministra de Sanidad?

Eso por no hablar de que estoy seguro de que los niños no se cubren la boca mientras están jugando en el patio, porque se asfixian.

Además, las normas Contra el covid han servido para poco… ¡porque seguimos sin saber nada del virus! Bueno, casi nada.

El Covid como arma política: Bolsonaro al trullo por su mala gestión de Covid. ¿Acaso la hay buena? Senado contra Bolsonaro

En Brasil, sus adversarios políticos quieren llevar a la cárcel al presidente Jair Bolsonaro por delitos graves en el tratamiento del Covid. Errores de gestión. Por las mismas, ¿cómo se puede hablar de arrestos por mala gestión cuando ninguna gestión ha resultado buena contra el coronavirus, cuando todas han fracasado, en mayor o menor medida?