En la ciudad suiza de Davos se viene celebrando durante esta semana el Foro Económico Mundial, que reúne a dirigentes políticos y económicos de todo el mundo.  

Se supone, por tanto, que es un lugar idóneo para la difusión de contenidos con un gran trasfondo ideológico, porque allí se reúnen las élites de la gobernanza política y económica y a los difusores de esos contenidos les interesa dárselos a conocer.

Y es exactamente lo que ha pasado en Davos con una ceremonia panteísta que tuvo lugar el pasado 17 de enero, dentro de un panel sobre el cambio climático. 

En la citada ceremonia, una bruja de la tribu amazónica Yawanawá (en Brasil), de nombre 'Jefe Putany' (así se hace llamar),  invitó a los presentes a unir "nuestras manos, nuestro corazón y nuestro pensamiento en la misma dirección para la sanación del planeta y la sanación espiritual. La selva es nuestra vida y está pidiendo ayuda, que todos estemos unidos en nuestro pensamiento y en nuestro corazón. Si todos unimos nuestro pensamiento y nuestro corazón, la Madre Tierra nos escuchará". (A la Madre Tierra también se conoce como 'Pachamama', en ambientes indigenistas). 

Después, la hechicera amazónica sopló en la frente de los seis participantes en la mesa redonda, entre los que se encontraban Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional; Ajay Banga, presidente del Banco Mundial; además de Gim Huay Neo, directora ejecutiva para los temas climáticos en el Foro Económico Mundial; Katharine Hayhoe, meteoróloga y apóstol del cambio climático; Jesper Brodin, consejero delegado del grupo Ingka (propietario de Ikea); y André Hoffmann, multimillonario suizo. 

 

Y todo esto es muy significativo y tiene mucho trasfondo. Porque detrás de las palabras de la bruja chamánica se esconde el panteísmo, una ideología o corriente filosófica que defiende que todo es Dios o que Dios está todas partes y, por supuesto, en la 'Madre Tierra' (a la que hizo alusión esta señora). Del panteísmo se deduce que si Dios está en todas partes, todos formamos una sola alma universal. Y, además, no hace falta hacer distingos entre las diversas religiones ya que todas tendrían el mismo valor y todos estaríamos unidos en torno a esa Madre Tierra (de ahí lo de "unir los corazones y nuestros pensamientos"). 

Podría considerarse al panteísmo como la religión del Nuevo Orden Mundial (corriente empeñada en implantar políticas contrarias a la ley natural en todo el mundo y desde organismos supranacionales). De ahí que no es casual que se utilice Davos (donde, insistimos, acuden líderes de todo el mundo) para su difusión. 

Así las cosas, siguiendo al padre Jesús Silva, podríamos preguntarnos lo siguiente: 

Y no hay nada más que añadir.