Lo primero, la conversación mantenida por le asesino de Crarlie Kirk. Habla con su pareja trans y resulta extraordinariamente descriptivo del mundo actual. 

"Robinson: Deja lo que estés haciendo, mira debajo de mi teclado.

(Cuando su pareja miró debajo del teclado de Robinson, halló una nota que decía: "Tuve la oportunidad de eliminar a Charlie Kirk y voy a aprovecharla").

Pareja: "¿Qué? ¿Estás bromeando, verdad?

Robinson: Todavía estoy bien, mi amor, pero todavía estoy atrapado en Orem, por un rato más. No debería tardar mucho en volver a casa, pero todavía tengo que agarrar mi rifle. Para ser honesto, esperaba guardar este secreto hasta morir de viejo. Lamento involucrarte.

Pareja: ¿No fuiste tú quien lo hizo, verdad?

Robinson: Sí, lo siento.

Pareja: ¿Por qué?

Robinson: ¿Por qué lo hice?

Pareja: Sí.

Robinson: Ya me harté de su odio. Hay odios que no se pueden negociar.

"Me harté de su odio", asegura Tyler Robinson, el asesino de Charlie Kirk. Es decir, que Charlie Kirk, se ha convertido en el odiador odiado... y como estaba harto de su odio, decidí pegarle un tiro. 

Mientras, RTVE asegura que Donald Trump ha conseguido "otra víctima": han despedido a otro presentador televisivo que era "critico" con Kirk. No, hombre no: le han echado por regodearse con el asesinato de Kirk... y la única víctima de todo lo ocurrido es... Charlie Kirk

De esta forma, Robinson, el asesino, se convierte en el arquetipo mundial de la gran estafa de nuestro siglo XXI: la regulación, con penas de cárcel, de los delitos de odio. Yo decido quién odia, es decir, todo aquel que discrepe de mí, y decido que o bien le castigan los tribunales por opinar distinto a mí (en España con hasta cuatro años de cárcel) o bien, decido tomarme la justicia por mi mano y le pego un tiro... porque hay odios con "los que no se puede negociar". ¿Y quién decide con qué odios no se puede negociar? Yo.  

En el entretanto, RTVE asegura que Donald Trump "se ha cobrado otra víctima": han despedido a otro presentador televisivo que era "critico" con Kirk. No, hombre no: le han echado por regodearse con el asesinato de Kirk... y la única víctima de todo lo ocurrido es... Charlie Kirk, el odiador... que lo único que hacía era defender los principios cristianos que han forjado la civilización cristiana, los del sentido común.

Insisto, los delitos de odio constituyen, no sólo la censura definitiva y la imposición del pensamiento único global sino una prueba más del espíritu de nuestra época: la blasfemia contra el Espíritu Santo

Insisto, los delitos de odio constituyen, no sólo la censura definitiva y la imposición del pensamiento único global, sino una prueba más del espíritu de nuestra época: la blasfemia contra el Espíritu Santo, donde lo malo se interpreta como bueno y a la víctima como verdugo. El final de toda esta chifladura, no lo duden, es que el malvado Charlie Kirk asesinó al probo progresista Tyler Robinson.