Saba, niña cristiana secuestrada en Pakistán
Comenzamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos en Bangladesh, donde el converso a Jesús, de nombre Jashim Uddin, fue atacado a plena luz del día en su casa de Jhenaidah (en el suroeste del país) por sus propios familiares y parientes porque se ha convertido al cristianismo y ha estado facilitando un centro de alfabetización de adultos. Primero, los agresores le obligaron a renunciar a su fe en Jesús y a volver al islam, pero Jashim se negó a renunciar a su nueva fe. «He recibido a Jesucristo en mi vida como mi salvador personal y el Señor. Tengo derecho a elegir y practicar mi fe. No pueden obligarme a hacer lo que ustedes hacen. No renunciaré ni abandonaré mi fe en Jesucristo», dijo Jashim, cuenta Puertas Abiertas.
Su negación enfureció más a los agresores, que lo apuñalaron con un arma blanca y lo golpearon indiscriminadamente, tirándolo al suelo. Le sujetaron las manos y las piernas, algunos intentaron estrangularle y otros le apuñalaron en varios sitios.
En total, fueron unas 50-60 personas las que atacaron a Jashim y él estaba solo. Nadie se atrevió a acercarse ni intentó detener el ataque. La gente de los alrededores se limitaba a observar con curiosidad el incidente.
Milagrosamente, Jashim logró escapar de los atacantes y fue directamente a la casa de su líder religioso y le explicó con voz temblorosa lo que había sucedido. Lo llevaron inmediatamente al hospital local y lo cosieron en varios lugares.
Cuando regresó a su casa tras el tratamiento, la policía le esperaba en su domicilio para conocer el incidente. Pero como el motivo de la agresión se debía a su conversión de musulmán a cristiano, la policía no estaba contenta. En su lugar, Jashim fue ridiculizado y se le negó protección.
Cuando la policía se marchó, los agresores volvieron a atacar a Jashim. Esta vez, el ataque fue aún más violento y le echaron de casa. Como resultado, fue ingresado en el hospital con heridas graves. Actualmente, Jashim sigue en el hospital. Se encuentra en mal estado y habla de forma incoherente. Los miembros de la familia de Jashim, esposa e hijos, se han escondido ya que los autores amenazan con matar a Jashim y a su familia si vuelven a su casa.
He recibido a Jesucristo en mi vida como mi salvador personal y el Señor. Tengo derecho a elegir y practicar mi fe. No pueden obligarme a hacer lo que ustedes hacen. No renunciaré ni abandonaré mi fe en Jesucristo
Nos vamos ahora a Cuba, donde el pastor protestante Lorenzo Rosales Fajardo compareció ante un tribunal de la dictadura comunista acusado de «falta de respeto», «agresión», «incitación criminal» y «desorden público», informa Puertas Abiertas.
Su familia se enteró del veredicto sólo después de que lo comunicara en una carta la dictadura cubana a la Misión Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas, en respuesta a una solicitud de información sobre el pastor por parte de cinco funcionarios de derechos humanos de la ONU.
Entre las alegaciones que pretenden justificar la detención del pastor, la dictadura comunista afirma en su carta que el 11 de julio de 2021, Fajardo participó en un ataque violento contra «agentes de la ley e intentó entrar por la fuerza en la sede municipal del Partido Comunista de Cuba en Palma Soriano», hiriendo a siete funcionarios y a un civil.
El grupo de defensa de la libertad religiosa CSW calificó las acusaciones de infundadas. «Las imágenes en directo y las fotografías muestran a agentes de policía armados y a miembros de la fuerza paramilitar Boina Negra atacando a manifestantes pacíficos y desarmados en medio de la calle.
Al igual que muchos líderes religiosos, el pastor Fajardo se unió a las protestas pacíficas de todo el país en las que miles de personas pedían democracia y reformas económicas.
Las repercusiones fueron inmediatas y violentas. La policía y los servicios de seguridad golpearon a los manifestantes y detuvieron a cientos de personas, entre ellas muchos pastores.
Muchas niñas cristianas han sido atacadas y secuestradas
Volvemos ahora a Asia, en concreto a Pakistán, donde una vez más, una niña cristiana —de 15 años— fue víctima de un secuestro de trasfondo sexual, perpetrado por musulmanes. Lo más probable es que tras ser violada, sus secuestradores presenten un certificado de su «conversión» al islam y de su boda con el violador, que según los testigos era mayor de 40 años, recoge Infocatólica de Asia News.
Ocurrió el 20 de mayo en el barrio Madina Town de Faisalabad, en el estado de Punjab. Muqaddas, la hermana de Saba, contó que ambas se dirigían a las casas donde trabajan como empleadas domésticas. Alrededor de las 9 de la mañana dos personas de más de cuarenta años, que fueron reconocidas como Muhammad Yasir y Muhammad Riaz, junto con sus amigos, empujaron a Muqaddas y subieron a Saba al auto-rickshaw, llevándosela con ellos.
Su madre, Rubina Nadeem, afirmó que Saba fue secuestrada «para cometer adulterio» y la mantienen cautiva en un lugar desconocido. Las circunstancias fueron confirmadas por dos testigos, Tariq Iqbal y Amir Daniel, que cruzaban la calle de camino a su trabajo cuando la niña fue secuestrada. La mujer presentó una denuncia en la comisaría de policía de Madina Town citando el delito 365-B del código penal de Pakistán que dice:
«Cualquiera que rapte o secuestre a una mujer con la intención de obligarla, o sabiendo que puede ser obligada a contraer matrimonio con una persona contra su voluntad, o con el propósito de forzarla o inducirla a mantener relaciones sexuales ilícitas, o sabiendo que es probable que sea forzada o inducida a mantener relaciones sexuales ilícitas, será condenado a cadena perpetua y además castigado con una multa».
Simon Aleem, activista de derechos humanos, afirma que Saba es una niña inocente y víctima de una injusticia que por desgracia sigue repitiéndose. Muchas niñas cristianas han sido atacadas y secuestradas. Unos días después, el secuestrador presenta el certificado de conversión de la niña y afirma que ella aceptó voluntariamente el islam y se casó con el secuestrador. Alemm lo explica así:
«El gobierno debe tomar medidas inmediatas contra los secuestradores de Saba Nadeem. ¿Cómo es posible que una niña menor de edad, secuestrada delante de la gente, acepte el islam por su propia voluntad y se case con la misma persona que la secuestró? En el caso de Saba, ambos secuestradores tienen más de 45 años y lo mismo está pasando en otros casos de secuestro de niñas cristianas: ¿cómo es posible que nuestras niñas menores de edad se enamoren de hombres viejos?».