La resurrección de España no depende de la política: depende de que recupere su amor a María, el amor más recio de todos
La Virgen de agosto. Así es conocida la Fiesta de la Asunción de María, dogma mariano que la tradición cristiana ha querido situar en la ciudad romana de Éfeso, hoy pegada a la ciudad de Kusadasi, en la costa occidental de Turquía.
El 15 de agosto, la Asunción de María, es el día donde más municipios españoles celebran sus fiestas patronales, quizás para hacer cierta aquella definición de España realizada por Juan Pablo II (hoy santo) y que ha quedado marcada en muchas mentes: España es la “tierra de María”.
España está llamada jugar un papel nuclear en la batalla final que se aproxima, que será batalla eucarística
Y es que nos va mucho la devoción a la Virgen. El afecto de una madre es un cariño recio, que educa, y para educar hace falta algo del viejo dicho de que “la letra con sangre entra”. Y el cariño maternal posee, sobre todo, la mayor de las reciedumbres, la de la perseverancia. La madre regaña, pero siempre está ahí, aunque sea con la zapatilla en la mano, si es necesario.
Es curioso, entre los místicos siempre aparece la Madre de Dios como más exigente que el propio Cristo.
Y ahora vertamos la festividad de la Asunción de María en el año 2021 con una pregunta primera. ¿España va mal? Sí. Hay que ser tonto para no verlo. España se ha convertido en tierra de profanación. Al menos, más que ateos somos anti-teos, por lo que mantengo la esperanza.
La resurrección de España no depende de la política: depende de que recupere su amor a María, el amor más recio de todos
En cualquier caso, ni el más idiota puede dar por finiquitado lo hispano, como si fuera un mero apéndice del mundo anglosajón, condenado a vivir como pedanía del universo anglo-norteamericano, de raíz luterana o, peor aún, de raíz calvinista.
No, España está llamada a jugar un papel nuclear en la batalla final que se aproxima, que será batalla eucarística… nos guste o no. Y esa batalla, como todas las batallas, la ganaremos de la mano de Santa María Asunta al Cielo y protectora de los españoles.
La Virgen es más dura que su Hijo porque el amor materno es eso: perseverancia, es decir, reciedumbre sin violencia
La resurrección de España no depende de la política: depende de que recupere su amor a María, el amor más recio de todos.
La Virgen es más dura que Jesús porque el amor materno es eso: perseverancia, es decir, reciedumbre sin violencia.
Un consejo: empecemos esta nueva reconquista de España rezando el Santo Rosario, un arma letal contra el Enemigo y sólo apto para gente recia.