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Es cierto que el ambiente social es rupturista. No importa romper con los compromisos. No está de moda ser fiel a las ideas en política, el compromiso adquirido con las personas, ni poner la mano en el fuego por nadie. Una sociedad líquida que ha conseguido que el invento ese del relativismo de las ideas haya cuajado bien en la mentalidad de los ciudadanos. Seguramente por eso somos sociedades que tenemos legislado hasta las veces que podemos ir al baño en horas de trabajo. Porque ante la honradez de que tu palabra esté por encima de las circunstancias, tiene que venir alguien más poderoso que uno mismo que obligue o prohíba determinadas acciones.
Esto de las libertades, que todos creemos tener, están permanentemente limitadas -entre otras cosas por el empeño igualitarista de los políticos-. Antes nos limitaban las capacidades personales, las distancias geográficas, la falta de tecnologías, incluso el honor de haber dado tu palabra y tener que cumplirla por encima de todo, aunque perdieras dinero o la vida. Hoy, creemos sentirnos más libres por los adelantos de las tecnológías, por internet, la facilidad de viajar a cualquier lugar del mundo, desplazamientos y trabajar en cualquier lugar, enamorarnos y desenamorarnos cuantas veces queramos, percibir nuestro género hasta en más de 170 variantes posibles o cambiar de sexo, hoy más que nunca somos esclavos de un sistema que funciona como enorme cepo con millones de individuos atrapados. Somos controlados en nuestras trabajos, nuestras familias, nuestros desplazamientos, ingresos y gastos, el ocio, y también cuándo y cómo tenemos relaciones sexuales, gracias a esa nueva ley que se nos avecina de la libertad sexual.
Hoy en día, somos controlados en nuestras trabajos, nuestras familias, nuestros desplazamientos, ingresos y gastos, el ocio, y también cuándo y cómo tenemos relaciones sexuales, gracias a esa nueva ley que se nos avecina de la libertad sexual
Fíjense bien, porque gracias al honor, tan desterrado hoy en día de la sociedad, se hicieron las grandes conquistas en el pasado y las gestas humanas que van más allá de las versiones baratas y muchas veces reinventadas, con las que pretenden explicarnos el pasado ciertas producciones cinematográficas. El honor, han conseguido aguarlo hasta el punto de que ya no queda nada en el grial de nuestra existencia. Porque el honor es la forma sublime de respeto por uno mismo y los demás, donde el conocimiento del bien y del mal daba sentido y ejercían de parámetros en la vida. El relativismo, primero enseñó que no existía una verdad absoluta, y acabaron con Dios, y nuestros actos se desposeyeron de moral. Pasamos a valorar nuestros actos a legales o ilegales, sin más razón que la dureza de la ley y la aplicación de forma brutal, y sectaria en tantas ocasiones.
La justicia no existe. Los juzgados no distribuyen justicia, interpretan la ley, tantas veces inmoral, porque la justicia no se inventa, es una virtud que se educa, que ejercemos con los demás, que tiene sentido cuando se ve acompañada de la caridad, porque sin esta ya no se es justo, sino justiciero, que eso, y no otra cosa, es lo que son los jueces.
Los disidentes estamos al otro lado de la línea dura y negra del progresismo, porque no compartimos los adocenamientos globalistas dictados a la conveniencia de lo políticamente correcto. Podrán hacernos callar, meter en la cárcel o una checa, pero solo una lobotomía lograría hacernos parar la conciencia que nos dicta qué debemos o no hacer. Pero en ese caso tampoco habrán vencido, solo se habrán quitado una piedra en el camino. El espíritu forjado en el cumplimiento del deber y reconocimiento de que sí existe una verdad absoluta nos mantendrá vivos y críticos, porque tendremos el juicio afinado y, aún sin entender demasiado lo que suceda, siempre tendremos la garantía moral de que algo está bien o mal.
A los disidentes, podrán hacernos callar, meter en la cárcel o una checa, pero solo una lobotomía lograría hacernos parar la conciencia que nos dicta qué debemos o no hacer. Pero en ese caso tampoco habrán vencido, solo se habrán quitado una piedra en el camino
Pronto veremos cómo se sigue mancillando intelectualmente al hombre y a la mujer. Pronto veremos cómo cada vez más bocas callarán porque los corazones estarán secos como la mojama y la cabeza plana y caliente como una plancha. Estaremos henchidos de derechos low cost que de nada sirven y que sin embargo nos conducen a la denigración personal… Derechos sexuales al tiempo que te exigen un documento de aceptación; derecho a abortar y morir dignamente, pero no te quejes que nadie te obligaba; derecho a ser homosexual pero no a retornar a tu heterosexualidad; derecho a expresar tu opinión pero te juzgarán por delitos de odio; derechos, derechos, derechos... Si los quieres, bien, y si no, ¡por favor aparta y no molestes! Derechos y derechos que no nos llevan a ninguna libertad. Derechos como tubos oscuros que nos conducen a cloacas miserables de indignidad, algo que casi nadie nota porque son verdaderos estercoleros de intelectualidad y cualquier cosa fuera de ellos, es mejor.
Imperio español sin complejos (Sekotia) Marcos López Herrador. Este autor, escritor de éxito en novelas históricas bien fundamentadas y algunos ensayos sobre la evolución social y cultural contemporánea, nos trae una magnífico ensayo en el que muestra el honor que hizo de España el mayor imperio de la historia de la humanidad. Lo cuenta brevemente y habla de qué es lo que nos hizo ser como fuimos. Qué hizo Espsña para ser la envidia universal y que todavía hoy siga siéndolo como origen de una de las culturas más importantes que llevaron por el mundo entero el castellano y el cristianismo. Sin duda una novedad editorial que merece mucho la pena.
John Henry Newman. Cartas y diarios. (Rialp) Cardenal John Henry Newman. ¿Sabía usted que Henry Newman tenía una realción epistolar tan extensa y con tantas personas diferentes que se cuentan en unas 20.000 cartas, y que su epistolario ocupa 31 tomos? ¿Sabía que las tenía tan ordenadas, clasificadas y repasadas que cuando falleció si no hubiera sido por ellas sus biógrafos no hubiesen conocido muchas de las cosas que le llevaron a los altares? Pues este librito acerca al lector una brevísima selección de ellas junto algunas anotaciones de sus diarios que nos ayudan a conocer la figura de este nuevo santo que nos ayudará acomprender mejor lo que sí deben ser las relaciones ecuménicas que la Iglesía debería vivir.
Filosofía de la educación (Síntesis) Octavit Fullat. Atención profesores, orientadores y educadores, les acerco un clásico que quizás algunos ya conozcan, incluso hayan leído. Pero para los muchos que no tengan conocimiento de su existencia, es un clásico que nos ayudará a comprender qué es la filosofía y como educar desde la filosofía porque la obra en sí es un manual muy adecuado para inclucar en los jóvenes un juicio crítico, incluso impertinete, de aquello que se les propone. Y si asumen algo sepan por qué y cuales pueden ser sus consecuencias. ¡Vamos, a madurar de verdad, no solo a cumplir años!