Según la propia AnimaNaturalis, en 2020 la ONG destapó el caso de una banda del barrio de Canyadó de Badalona, que practicaba rituales de santería en los que se sacrificaban decenas de animales cada semana.

El caso fue puesto en conocimiento de la Guardia Urbana, que pudo interrumpir in extremis el sacrificio de trece animales, entre los que se encontraban un gallo, nueve gallinas y tres codornices. Los agentes entraron en el portal justo detrás de los imputados, a quienes decomisaron los animales vivos, metidos en cajas de cartón. 

Durante la investigación pudieron encontrarse bolsas de basura que contenían varias gallinas y gallos decapitados y un cabrito degollado.

AnimaNaturalis se personó como acusación popular, con el fin de pedir la pena más alta, que podría ser de seis a dieciocho meses de prisión por los delitos que se les imputan contra el maltrato animal con el agravio de muerte.

Durante la fase de instrucción, los acusados reconocieron que llevaron a cabo sacrificios sin aturdimiento previo, seccionándoles la cabeza y dejando que se desangraran hasta la muerte. 

Desde AnimaNaturalis, tenían indicios contundentes que apuntaban a la comisión del delito de maltrato animal por parte de las cuatro personas implicadas en el caso, de manera que formularon ante el juez un escrito de acusación contra todos ellos, solicitando que debían ser juzgadas como tal. 

Recientemente el juez se ha pronunciado mediante un auto en el que, efectivamente, ordena la apertura de juicio oral contra los cuatro acusados, por un delito continuado de maltrato animal con resultado de muerte y ocho delitos de maltrato animal, cinco de ellos con resultado de muerte.

En Madrid, existen comercios de santería por toda la ciudad, como en el barrio de la Concepción, a 50 metros de la calle Alcalá. Ya en su día, el exorcista P. Fortea denunciaba el acoso que recibía de manos de la santería, según sus palabras: "algo demoníaco que mueve mucho dinero"

Este es un caso de animalismo contra santería, de la que decíamos en Hispanidad que, para entendernos, la santería -por ejemplo, la cubana- viene a ser algo parecido a un catolicismo de todo a cien donde se mezclan dioses y demonios, idolatrías y filosofías, hasta concluir en las más curiosas chorradas o en las más horribles blasfemias. La santería le encanta a los Castro: constituye una prueba de que toda religión es una estupidez.

En Madrid, existen comercios de santería por toda la ciudad, como en el barrio de la Concepción, a 50 metros de la calle Alcalá.

Ya en su día, el exorcista P. Fortea denunciaba el acoso que recibía de manos de la santería, según sus palabras: "algo demoníaco que mueve mucho dinero". 

Ésta campa a sus anchas en los anuncios por palabras y muchos acuden a ella buscando soluciones. El demonio, dedicado a tiempo completo a engañar a todo el que se preste, multiplica su maligna acción en las sesiones espiritistas, de vudú sin ser imprescindible la pertenencia a una secta satánica para ser poseído por él en diverso grado.

Es ilustrador lo que describe el libro "Una revelación divina del cielo y del infierno": "Un demonio ordenó a otros: "romped los hogares y destruid familias, seducid a los cristianos débiles, informad mal y extraviad a todos los que podáis. Tendréis vuestra recompensa cuando regreséis. Id por toda la tierra. Acordaos, somos sirvientes del príncipe de las tinieblas y de los poderes de los aires."

Así que, más allá de este información que pone en el punto de mira el maltrato a los animales que se utilizan en los rituales, recuerden: no estamos hablando de algo baladí.