De amiga a inquiokupa, es el caso de Jacqueline Guillén, una mujer de 36 años que está al borde de dormir en la calle, porque su hasta ahora amiga, Petronila, okupa su casa. 

"Lleva meses de impago y yo estoy hasta arriba de deudas. La única opción que me han dado los servicios sociales es un albergue y el comedor social; si no estoy allí es porque una amiga me deja dormir en su sofá", asegura Jacqueline que sufre una urticaria nerviosa y ha perdido peso y asegura que solo puede levantarse con antidepresivos y dormirse con ansiolíticos.

"Me daba pena porque ella lo estaba pasando mal, pues su hijo vivía en Paraguay porque le habían quitado la custodia", por lo que le alquiló un local que tenía reconvertido en vivienda en la zona de Hortaleza por el que paga 600 euros de hipoteca, que consigue pagar gracias a dinero que le prestan: "Debo más de 2.000 euros".

Fue durante la pandemia, y es que ella estaba en Londres, por lo que decidió ayudarle: "Se lo alquilé para que viviera con otra amiga a la que yo conocía bien en agosto de 2021. Ambas estuvieron allí tres años sin ningún percance, aunque se retrasaban con los pagos. Eran un poco despistadas". Les dejó inlcuso sus pertenecias dentro, aunque Jacqueline las da por perdidas.

Cuando Jacqueline volvió de Londres a comienzos de 2024 se quedó sin empleo: "Me puse en contacto con un agente inmobiliario para ayudarla a encontrar otra vivienda, ella sabía que yo iba a volver al piso. Hace un año y medio, tuvo una hija con otro paraguayo, pero solo le puso sus apellidos, para que le dieran la subvención por ser madre soltera. Aunque ahora tiene otro novio, del mismo país, que es el que lleva la empresa de reformas que está al lado de mi casa. Él vive allí también e incluso utiliza su propia llave". 

Petronila aseguraba que no podía mudarse porque "toda su familia trabaja en negro y que su hermana solo cobraba en nómina 100 euros, y el resto en B".

"Ella tenía un empleo antes de limpiadora en un hotel y ahora está promocionando fiestas nocturnas y bebidas en discotecas, por lo que me dijo que cobraba 3.000 euros al mes", asegura en una entrevista. Pagó en agosto y septiembre de 2024, aunque tarde, por lo que decidió reunirse con ella y pedir que se marchara porque necesitaba su casa: "Me dijo que con el niño gastaba más, por el médico y por el colegio; que el novio me iba a hacer los pagos automáticamente y le pedí que suscribiera un seguro por impago". 

Fue en ese momento cuando recibió una carta del abogado de Petronila en la que se negaba a cancelar el contrato: "Me dijo que ya pagaría y que la dejara en paz", "Y ya desapareció. Me tiene bloqueados los mensajes, las llamadas...".

A finales de noviembre, Jacqueline le envió una cancelación de contrato y le dijo que el 21 de diciembre tenía que entrar a vivir en su casa, la inquiokupa le contestó: "Los okupas no pagan. Mantengo mi postura de continuar en la casa. Tenemos contrato hasta el 9 de agosto de 2025. Entonces, te entregaré las llaves".

Además, Jacqueline ha denunciando que cree que está subarrendando habitaciones: "dice que puede vivir gratis por ser madre soltera, que la ley la ampara". Ya acumula casi 4.400 euros de deuda, entre el alquiles y consumos impagados, y para colmo, amenaza con denunciarla. 

"A mí la ley me desampara, y a mí la ley me tiene en la calle", "Lo único que tengo por lo que he trabajado tantos años me lo está quitando una persona que no le da la gana pagar", afirma Jacqueline.