
Santa Margalida, una pequeña localidad de Mallorca, es noticia puesto que el propio alcalde, Joan Monjo, ha reconocido que más de 1.500 personas son okupas. Hablamos de una localidad que no llega a los 13.757 habitantes.
Monjo prefiere llamarlos "turistas sociales", para que no le acusen de racismo, y destaca que se trata de 250 viviendas las okupadas, donde podrían "vivir familias".
El Alcalde explica que llevan en esta situación años y que se agrava cada día. Dice estar preocupado por si se producen altercados mayores, como el incendio que pudimos ver hace unos días en Toledo, porque los okupas viven sin las condiciones mínimas de seguridad: "En cada piso viven 10-12 personas, sin contar con las garantías de salubridad y seguridad mínimas".
Su Gobierno tapia las viviendas cada vez que se vacían, pero lamenta que a los pocos días los ladrillos son historia y las casas vuelven a okuparse. Muchas de las viviendas son construcciones inacabadas por la crisis de 2007: "Hay unas 80 viviendas de este tipo, a las que hay que añadir unas 36 de los bloques de apartamentos, así como unas 130 repartidas en el municipio".
Asegura Monjo que muchos de los okupas delinquen: "Hay personas de todo tipo. Algunos son inmigrantes ilegales, que se dedican al top manta en nuestras playas; pero también hay trabajadores que no quieren pagar un alquiler". El primer edil deja clara una cosa: "las viviendas no nos las quitan los turistas", respondiendo así a las manifestaciones antituristas impulsadas por la izquierda en muchos destinos turísticos.