
"Escritor, conferencista, y politólogo argentino, de extrema derecha, de ideología conservadora y que promueve puntos de vista homofóbicos, opositor de la eutanasia, el matrimonio igualitario y del aborto, incluso en casos de violación y promotor de la teoría conspirativa de la extrema derecha llamada marxismo cultural", con estas 'bonitas' palabras se presenta a Agustín Laje en Wikipedia, y tal presentación fue la elegida por Isidro Catela, profesor de la Universidad Francisco de Vitoria, doctor en Comunicación y coordinador de contenido multimedia de NEOS, para introducir al ideólogo de Milei ante un Espacio Pablo VI lleno hasta la bandera.

María San Gil, vicepresidenta de la Fundación y directora del Observatorio de Víctimas del Terrorismo de CEU-CEFAS tomó la palabra para presentar NEOS, la alternativa cultural basada en los fundamentos cristianos: "España necesita principios, unión, referentes, talento, valentía, movilizarse, porque están en juego los fundamentos de nuestra sociedad y de nuestra civilización".
A continuación, Carlos Beltramo, investigador del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra y miembro del grupo de Amenazas Globales de NEOS, cargó contra la Agenda 2030 y los ODS, afirmando que comparten "receta con los orcos de Tolkien", puesto que, "aprovechando buenas intenciones" consiguen colarnos "cuestiones rechazables".
En una conversación con Javier Martínez-Fresneda, director general de NEOS, Laje defendió que lo woke no es una cultura, en todo caso una subcultura que se basa en "el desquicie de lo que en política se conoce como la dialéctica del opresor y el oprimido. El mundo se divide en estos dos bloques, que se multiplican y desbordan la política, para entrar en la economía, la cultura y las relaciones personales", explicando algunos ejemplos como la mujer que es la oprimida frente a su opresor que es el hombre en el sistema que se llama patriarcado. Esta fórmula se puede llevar hasta el extremo del absurdo por ejemplo, el gordo está oprimido por el flaco en un sistema gordofóbico, así, poco a poco la sociedad asume que la verdad no es válida, puesto que si una minoría se siente ofendida con esa verdad, ya no es legítima.

"El wokismo, como ideología, es la conjunción de microrrelatos que desquician la dialéctica opresor/oprimido para anudarlos en la interseccionalidad", con eso se consigue una sociedad controlada por unas minorías supuestamente oprimidas a las que el Estado debe defender. Esa teoría se acaba llevando en un conflicto que va más allá del ciudadano y el Estado, terminando en la vida social, civil, en la familia, en el colegio, en la empresa o entre los sexos.
Laje ha definido el victimismo como "el producto de la pérdida de la ética basada en la virtud. Cuando uno no encuentra virtuosidad más que en su condición de víctima, la sociedad empieza a dar incentivos para el autovictimismo; el victimismo es el motor del wokismo, un sistema de incentivos perversos que han servido para forzar la aceptación de la subcultura woke".
El argentino también ha abordado la unión de lo woke con la cultura de la muerte, Laje, reconocido provida, ha hecho un recorrido a lo largo de la historia para señalar cómo las ñelites financiadoras siempre han estado preocupadas por la superpoblación: "Juegan a la biopolítica de control de la natalidad desde el aborto y desde la ideología de género» subrayando que la Agenda 2030 recoge el aborto en 3 metas, al hablar de los métodos de planificación y salud reproductiva", llegando a asumir que "sólo la vida deseada" tiene derecho a vivir.
Provocando risas y aplausos entre los espectadores, Laje se ha ido ganando el favor del público mientras explicaba todas y cada una de las patas del wokismo, que a su parecer, "está muy dañado desde que Donald Trump volvió a la Casa Blanca". Al final, resume, "el wokismo es corrupción", conclusión a la que la población está llegando puesto que la ideología se ha convertido "en un meme".
Punto al que se ha llegado en algunos países, en el caso de Europa, Laje ve "primeros síntomas" del fin del woke, aunque reconoce que el proceso es muy largo, él mismo lleva promoviendo el ideario de Javier Milei "desde 2005". Asegura que al principio eran muy pocos, pero que tras 20 años han conseguido echar al kirchnerismo del poder, por lo que pide a los españoles seguir dando la batalla cultural, estar preparados y no perder la esperanza. Eso sí, advierte, "hay que oponerse a la totalidad de lo que representa el Gobierno de España, ¿te da miedo meterte contra el proyecto de destrucción cultural que están llevando adelante? Entonces esto no es para vos, hay que ir con todo".
Y es que él mismo recuerda cómo, junto con un amigo, hacían suya la frase de Goldschmidt: "No sé si Díos existe pero hay que obrar como si existiera", para decir que "no sabemos si podemos ganar o no, pero debemos actuar como si pudiéramos". "Mucha gente me creía loco", asegura, pero reafirma una de las frases que Javier Milei siempre apuntala: "La batalla no se define por el numero de los que están en el campo de batalla, sino por las fuerzas que vienen desde el cielo", y ese debe ser el mensaje de esperanza para España: "esto es un combate, no se hace por diversión, se hace porque hay que hacerlo".