Contábamos hace unos meses en Hispanidad la última directiva de ese aquelarre en el que se ha convertido la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el siglo XXI y bajo el mandato del venenoso Tedros Adhanom. La OMS pedía: aborto libre hasta el mismísimo nacimiento, lo que significa que si el aborto ha constituido siempre un infanticidio -porque ahí había un niño-, el siguiente paso será convertirlo en infanticidio en sentido prístino: matar antes de nacer y matar después de nacer. Por no hablar de la promoción de la OMS del aborto químico, el gran aborto de nuestros días. 

Y ahora informa Friday Fax, Las directrices sobre el aborto de la OMS, fueron escritas y financiadas por activistas del aborto. 

Así, un análisis realizado por el Centro Europeo para la Ley y la Justicia (ECLJ), con sede en Estrasburgo, estima que, de los 121 expertos consultados por la OMS para desarrollar las directrices, más de 80 eran activistas pro-aborto o financiados por grupos que lo promueven. 

En cada uno de los grupos de trabajo encargados de hacer y revisar la guía, la mayoría tenían un “perfil de activista” similar, y muchos fueron pagados por fuentes de financiamiento a favor del aborto, como la Fundación Susan Thompson Buffett. El medio asegura que esta fundación también aporta decenas de millones de dólares al Programa de Reproducción Humana (HRP) de la OMS, que publicó la directriz sobre el aborto y opera en colaboración con otras agencias de la ONU, incluidos UNFPA y UNICEF.

El informe también advierte de la falta de rigor científico. El 37% de sus recomendaciones no están respaldadas por los hallazgos del estudio, y varias son puramente políticas y no médicas ni científicas en absoluto, como la recomendación de referirse a "personas embarazadas" en lugar de "mujeres embarazadas".

Y lanza una última alerta, la posición que se está tomando sobre el aborto en la OMS no es la respaldada por el conseso de países miembros de la ONU. "La OMS ignora rotundamente posiciones acordadas previamente", como el compromiso asumido en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de 1994 de “reducir el recurso al aborto” y de “tomar las medidas apropiadas para ayudar a las mujeres a evitar el aborto”. En cambio, la directriz de la OMS implica que el aborto es inevitable y debe realizarse de manera legal y “segura” para evitar lesiones y la muerte por procedimientos “inseguros”.