Yo hubiese jurado que lo relevante en el olor del ser humano era la ausencia del mismo, pero la industria farmacéutica y perfumera no está por la labor. Lo que importa en el amor es el olor. Y, al parecer, no basta con ducharse con jabón Lagarto.

Hoy es San Valentín, aunque no se lo crean, entre otras cosas porque no tenemos claro quién fue San Valentín. Hoy es San Cirilo y San Metodio, los dos evangelizadores del este de Europa y del mundo eslavo. Pero ya saben que la Iglesia intenta acomodarse a las festividades paganas para cristianizarlas. Creo que se llama inculturización un palabro casi tan difícil como lo de empoderamiento, término que a las feministas les 'sulivella'.

En fin, que el fantasma de San Valentín se ha convertido en el patrón de los enamorados, lo que viene al pelo para hablar del amor, el concepto más prostituido de la modernidad.

Para el postmoderno, el progre, o como quieran llamarle, amor es eso que se hace en la cama y que sólo nos diferencia de los animales, que también lo hacen, en eso: que ellos no lo hacen en la cama.

Por ello, conviene establecer un vademécum de términos sobre el amor humano. Atención:

Amor: Es entrega, donación de uno mismo a otra persona. No tiene por qué tener nada de erótico, como el amor entre padres e hijos, entre hermanas, entre amigos... Se entrega uno a otro y el otro al uno.

Sexualidad: Es cuando además de entregar el alma entregas el cuerpo, hasta formar una sola carne y con el fin último de la sexualidad, que es el que marca la naturaleza: la procreación.

Matrimonio: Es el contrato -sí, contrato- por el que un hombre y una mujer se comprometen a ejercer los dos condicionantes anteriores de entrega y procreación. Por eso, porque apoyan nuevos contribuyentes a don Cristóbal Montoro, es por lo que el Estado les protege.

Como ven, el amor no es eso que se hace en la cama. Pero algunos no lo saben. Un profesor de guiones cinematográficos me comentaba que encargaba a sus alumnos escribir una historia de amor. Un 90% de ellos empezaba sus historias en la cama y los terminaban en otra cama. O en el cementerio, si les daba, por lo de tragedia romántica y/o morbosa.

Este pobre San Valentín tiene mucho trabajo por delante.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com