Sr. Director:

El diputado de Esquerra Republicana de Cataluña, Joan Puigcercós, que en el debate de investidura de José Luis Rodríguez Zapatero exigió al Estado español que pidiese perdón por el "asesinato" de Lluís Companys en 1940, tiene una perfecta ocasión de dar ejemplo con muchos catalanes asesinados por sus creencias católicas. Entre ellos Josep Tàpies Sirvant (muerto con 67 años), Pasqual Araguás Guardia (37), Silvestre Arnau Pascuet (25), Josep Boher Foix (49), Francesc Castells Brenuy (70), Pedro Martret Molés (35) y Josep Joan Perot Juanmartí (59), todos ellos sacerdotes de la diócesis catalana de Urgell, que fueron asesinados el 13 de agosto de 1936 en Salàs de Pallars (Lérida), en una de las sacas que puso fin a su detención.

En aquellos momentos de crímenes contra los católicos la formación política de la que es miembro –entonces como ahora fuertemente antirreligiosa– tenía mucho que decir en el orden público y en los desórdenes públicos del Principado.

ERC de Carod-Rovira debe pedir perdón por el asesinato de estos religiosos, por el mero hecho de serlo. Juan Pablo II firmó ayer el decreto que certifica que murieron "en odio a la fe", uno de los requisitos para que pueda considerarse como martirio su oblación.

Marcos Gutiérrez

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