Sr. Director:

Se han inspeccionado varias clínicas de abortos u abortorios. Hemos podido ver en Televisión española, detenido por la Guardia Civil, al doctor Carlos Morín, el dueño de Ginemedex y de otras clínicas del ramo. ¿No se tendrían que inspeccionar todas las clínicas de aborto españolas? El aborto es "el máximo desprecio de la vida humana" (Julián Marías), y, contrariamente a la expresión del locutor de la 1 de TVE (21 horas del día 26), no está reconocido en España como un derecho sino como una ilegalidad despenalizada en tres casos límite. El aborto es el holocausto silencioso de nuestros días, y la mayor causa de muerte. Es un genocidio atroz, que no denuncia una sociedad anestesiada. En Alemania no se denunciaba el holocausto judío, por complicidad o por ignorancia de los hechos; también, por miedo al dictador. ¿Por qué aquí callamos? Escribió el filósofo y escritor Julián Marías, Premio Príncipe de Asturias: "Cuando se provoca el aborto o se ahorca no se interrumpe el embarazo o la respiración; en ambos casos 'se mata a alguien'. Y, por supuesto, es una hipocresía más considerar que hay diferencia según en qué lugar del camino se encuentre el niño que viene, a qué distancia de semanas o meses de esa etapa de la vida que se llama nacimiento va a ser sorprendido por la muerte".

Es tan rutinario el aborto hoy en España, que se atreven a sacrificar a niños incluso a partir del tercer trimestre de gestación y sin anestesia. Sucede que vienen aquí a abortar mujeres de países con una ley de aborto más restrictiva que la española, lo que ha provocado un escándalo a nivel europeo.

Josefa Romo

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