Salvador Illa-ministro de Sanidad (SER), sobre el coronavirus: “La situación es preocupante, pero no hay que contribuir al alarmismo, porque no ayuda en nada”

En la SER, el ministro de sanidad, Salvador Illa, ha explicado, sobre el coronavirus: “Todavía estamos en fase de contención”. “La situación es preocupante, pero no hay que contribuir al alarmismo, porque no ayuda en nada”. "Lo que más preocupa son los casos graves de coronavirus, que ahora son tres". "Preocupan los casos de Torrejón de Ardoz y aquellos casos que no tienen una línea conocida". "Todavía estamos en fase de contención. Vamos a estudiar con las Comunidades Autónomas el aumento de medidas de sensibilidad". "Lo ideal es que todos los países europeos adoptemos los mismos tipos de medidas y de momento lo estamos consiguiendo". "De momento no nos preocupa la falta de personal. Los medios humanos y materiales son suficientes en esta fase". “El coronavirus afecta muy poco a los niños. La mortalidad es mayor en personas de más de 70-80 años".

Ha añadido: “Se están aplicando tratamientos antivirales, tratamientos que se han utilizado para el VIH y se está trabajando también en la elaboración de una vacuna, pero todavía va a tardar”. "Las recomendaciones son seguir los consejos que dan las autoridades sanitarias". "Es mejor llamar al 112 antes de ir a las urgencias porque corre el riesgo de contagiar a personas que tengan una enfermedad previa”. “Si alguien ha estado en una zona de riesgo o en contacto con alguien que haya dado positivo en coronavirus, debe irse rápidamente a casa y llamar al 112”.

Sobre la actualidad política, ha opinado: “Hay una corriente catalana a favor del diálogo. Eso no quiere decir que haya líderes políticos y sectores del independentismo que no lo vea bien". "Las declaraciones de Puigdemont no me han sorprendido". 

En RNE, Elsa Artadi, diputada de Junts per Cat, ha explicado: “Siempre hemos defendido el diálogo, pero esto no quita que sigamos movilizando a la gente". "Nadie pitó a Oriol Junqueras. Se pitó el momento en que se hablaba de la mesa de diálogo. A la mayoría de la gente no le interesa un partido u otro, le interesa que haya unidad". "Los que vamos a la reunión de la mesa de diálogo lo hacemos representando el Govern, no a nuestros partidos”.

En Onda Cero, Fernando Ónega afirmaba: “Hay que ser justos con Pablo Iglesias. Ingresó en la casta en el mismo momento en que dejó de hablar de la casta. Cuando se hace eso, es que se forma parte de esa denostada élite. Y ahora, desde que está en el gobierno, ya aparece en más fotos con la casta que en manifestaciones.

Su partido tiene defectos muy parecidos a los partidos viejos, funciona con parecidos procedimientos y cae en las mismas exclusiones. Es casta. Y en eso de acabar con los límites salariales y de mandatos, no es un acto de egoísmo ni cambio de clase. Los mandatos son para darse tiempo, no sea que su limitación le impida hacer la revolución. El salario es el cierre de una etapa.

Podemos ya no necesita gestos de solidaridad con los necesitados ni hacer caja. Ahora, Podemos ya hace caja con la subvención oficial y no hay que sacrificarse más. El dinero del Estado ya le permite este acto de generosidad consigo mismo, pero también con sus compañeros de religión, que trabajan por una España mejor, más justa y más progresista, y la mejora, la justicia y el progreso comienzan por uno mismo y los compañeros.

Adiós, sacrificios y penurias, que ya estamos en el gobierno, como les dijo ayer a las cloacas. La vida está muy achuchada y hay que tener un nivel. Si se tiene el poder, qué menos que empezar por el poder adquisitivo. Pero a mí lo que me preocupa no es eso. Lo que me preocupa es que Iglesias quiera llevar como programa a Vistalegre 3 la "república plurinacional””.

En Onda Cero, Rubén Amón lanzaba sus preguntas: Puigdemont reúne en Perpiñán al pueblo elegido. ¿Por qué desaprovechó la oportunidad de abrir en dos el Mediterráneo y llegar caminando a Barcelona?

¿Qué tal le sienta el jacobino estado francés que el presidente de la Generalitat y el propio Puigdemont reivindiquen un territorio propio en suelo francés?

¿No ha sido decepcionante para Willy Toledo la absolución por blasfemia? El hubiera deseado convertirse en mártir de la inquisición franquista.

Abascal acude al discurso de Trump y termina diciendo que el patriotismo está por encima de la globalización. ¿Hubiéramos evitado así el coronavirus?

Cambios en los estatutos de Podemos. No habrá límite salarial e Iglesias podrá estar 12 años más al frente. ¿Cuándo va a comprar su primer yate? Yo lo llamaría Potemkin.

Rajoy y Casado arropan en el Pabellón de los Remedios de Orense, Pabellón de los Remedios dije, la candidatura de Feijóo. ¿No es acaso él el eslabón perdido entre ambos?

¿Puedo confesar que ayer puse un disco de Plácido Domingo? No demasiado alto, porque temí que me delataran los vecinos”. 

En la COPE, Antonio Naranjo apuntaba: “Iglesias dijo que iba a cambiar la vida de la gente. Lo que pasa es que ha empezado por cambiar la suya y de momento se ha quedado ahí. Este está desconocido: sueldazo, compadrea con la reina. Yo le veo a este hombre afiliándose a Vox dentro de 4 años”. “El problema es que Iglesias ha construido su imagen sobre convertir todas esas cosas normales en una especie de pecado original”. “Sobre la prensa, no es solo una frase hecha dirigida para un par de periodistas sino que forma parte de una estrategia global de alguien que ya está en el Gobierno y que se concreta en una cosa que Pedro Sánchez anunció en su discurso de investidura, lo dijo de corrido pero que deberíamos mirar todos los periodistas, que es es estrategia nacional contra la desinformación  -así la llamó-  que le dio categoría además de plan nacional y de política central del Gobierno. Yo quiero saber en qué consiste eso porque si consiste en traducir a decisiones legales lo que Pablo Iglesias dice, que es que el periodismo crítico e independiente es el enemigo del Gobierno y por tanto ha de ser aislado, a mí me parece que estaos ante un tema muy preocupante”.

Pilar García de la Granja señalaba: “Creo que Podemos ha recorrido un camino extraordinario desde el 15-M, de ser antidesahucio a tener casoplones, este destape de sueldos. Yo creo que es difícil encontrar un caso de cinismo más nítido en la política española. Y aparte ya esto de pretender censurar a la prensa, es el modelo ya no sé si bolchevique a venezolano, es el modelo de un caradura”. “A mí me parece muy bien que la gente quiera ganar más dinero, quiera vivir mejor, eso es el progresismo, lo que no me parece bien es esta fórmula de populismo en donde igualamos por abajo pero yo mando”.

En Onda Cero, Carlos Alsina destacaba: “No nos detendrán, proclamó el profeta Puigdemont, no se sabe si pensando en su situación judicial o en el movimiento político que él, a pesar de todo, encabeza. Y que abrió con la kedada perpiñanesa su autocampaña electoral: dado que es él quien va a ponerle fecha a las elecciones autonómicas, metiendo de paso en cuarentena la mesa de partidos que ha dado a luz Sánchez en la Moncloa, es él quien más claro tiene lo que urge movilizar a la feligresía indepe para que le voten a él y no a Junqueras. Después de todo él es un líder audaz que le ha hecho la peineta a la justicia española y hoy se pasea por el Parlamento Europeo con su séquito de asesores a sueldo y Junqueras es un recluso que lleva dos años y cuatro meses entre rejas y que ha tenido que inventarse un empleo para poder salir tres días por semana.

Sí, claro que es Junqueras quien le ha arrancado a Sánchez la mesa de partidos y la asunción de la jerga independentista para el relato de la cosa catalana, pero el que copreside la mesa es Torra, su Torra, que en Madrid predica lo hermoso que es el diálogo pedrista y en Perpiñán aplaude a la señora Ponsatí cuando ésta lo califica, que se entere Oriol, de engañifa”.

En la SER, José María Izquierdo comentaba: “Cien mil o ciento cincuenta mil, qué más da el número exacto de catalanes partidarios de la independencia que reunió el sábado Carles Puigdemont en la ciudad francesa de Perpignan, a solo 20 kilómetros de la frontera española.

Lo abultado de la cifra debería, una vez más, hacer recapacitar a los más centralistas. En las elecciones de todo tipo de los últimos diez o quince años se observa, pura matemática, que el apoyo a las tesis soberanistas, en mayor o menor grado de guerra directa con Madrid, se mantiene en las inmediaciones del 45%, algunos puntos arriba o abajo. Vamos, así a lo bruto, que se mantienen como rocas.

Saca el Ojo una primera conclusión al alcance de los observadores más obtusos: son muchos y están ahí dispuestos a aguantar. Impertérritos. No encogen, pero tampoco crecen. Llueva, nieve, se despliegue el 155 o se meta en la cárcel a no sé cuántos de sus dirigentes políticos.

La derecha lo tiene claro: ni ve ni oye. Dice la izquierda: vemos y oímos: hablemos. ¿Es malo intentar lo imposible?”.