Tras las elecciones de este domingo en Castilla y León, al PP no le queda otra que negociar para lograr una investidura pero su candidato, Alfonso Fernández Mañueco, ha evitado en todo momento dirigirse a Vox, que, con sus 13 escaños, tendría la llave de su posible gobierno. Dice que hablará con todas las formaciones y no descarta una gran coalición con el PSOE en la región. El partido de Santiago Abascal no se lo pondrá fácil porque insiste en que tiene “el derecho” y el “deber” de gobernar con un peso proporcional al que tenía Ciudadanos en el anterior Ejecutivo PP-Cs. Y los socialistas ya han dejado claro que no facilitarán un gobierno del PP "manchado por la corrupción" para frenar a Vox.