Su función radica en emitir pequeñas descargas eléctricas para hacer latir el corazón
Los marcapasos son unos pequeños aparatos eléctricos que anualmente salvan millones de vidas. Tienen unos cuatro centímetros de diámetro y unos milímetros de grosor. Son como ‘microordenadores’, compuestos por un diminuto circuito eléctrico y una pila. Su función radica en emitir pequeñas descargas eléctricas para hacer latir el corazón, si este late demasiado lento, o bien le falta el impulso para hacerlo.
Otra de las potencialidades de los marcapasos es que se implantan “a demanda”, esto quiere decir que son capaces de vigilar los latidos del corazón y en el momento en el que detectan que la frecuencia cardíaca es insuficiente empiezan a estimular el corazón impidiendo que la frecuencia descienda de un límite establecido.
Una de las dudas más frecuentes entre las personas a las que se les coloca un marcapasos es si podrán volver a tener la vida que tenían antes
“El marcapasos evitará que la frecuencia cardiaca descienda por debajo de un cierto valor. Cuando la frecuencia cardiaca es insuficiente y el corazón va excesivamente lento, el marcapasos le marca el paso, haciendo que se contraiga a una frecuencia determinada”, destaca el doctor Ricardo Ruíz, especialista de la Unidad de Arritmias en el Hospital Quirónsalud Valencia, centro experto en la implantación de marcapasos.
Según explica este experto, las frecuencias muy bajas pueden provocar que momentáneamente llegue poca sangre al cerebro, provocando una pérdida de conciencia o incluso un mareo muy intenso. Otras veces, señala que una bradicardia mantenida (descenso de la frecuencia cardiaca) puede provocar fatigabilidad o insuficiencia cardiaca. “Estas situaciones pueden corregirse con la implantación de un marcapasos. En algunos casos, la finalidad de la estimulación del corazón no es tanto corregir un pulso lento como mejorar la forma en la que se contrae el corazón”, agrega el doctor Ruiz.
Así, la indicación fundamental de los marcapasos son las bradiarritmias, es decir, aquellas arritmias en las que la frecuencia del corazón es excesivamente baja, bien de forma permanente, bien de forma únicamente ocasional, según apunta.
Lo más habitual, según prosigue el experto de Quirónsalud Valencia, es que el marcapasos se implante debajo de la piel, en la parte alta del pecho, y los impulsos eléctricos se lleven hasta el corazón a través de unos cables (sondas) introducidos por una vena. “En raras ocasiones, especialmente en cirugía cardiaca, el aparato puede colocarse en el abdomen y las sondas fijarlas al corazón por fuera de este”, puntualiza.
En concreto, el doctor Ruiz detalla que existen varios tipos de marcapasos: los marcapasos monocamerales, aquellos dispositivos que pueden tener una sola sonda para estimular la aurícula o el ventrículo; los marcapasos bicamerales, con una sonda para la aurícula y otra para el ventrículo, que son los más frecuentes; los marcapasos tricamerales o de resincronización cuentan con una sonda para la aurícula y sendas sondas para cada ventrículo.
Los marcapasos son como ‘microordenadores’, compuestos por un diminuto circuito eléctrico y una pila
Es más, otra de las ventajas de estos pequeños dispositivos electrónicos es que, una vez implantado, el marcapasos puede controlarse y, “lo que es más interesante”, programarse desde fuera: “Se realiza mediante un cabezal de programación que se sitúa sobre la piel donde se aloja el dispositivo o simplemente con un emisor/transmisor inalámbrico. De esta forma se pueden ajustar los parámetros de funcionamiento del mismo: frecuencia, gasto de energía, comprobaciones automáticas, etc. Así, se ajusta el funcionamiento del aparato de una forma personalizada a cada paciente”.
¿Cuánto dura un marcapasos?
En este punto, el especialista de la Unidad de Arritmias en el Hospital Quirónsalud Valencia recuerda que actualmente estos dispositivos suelen durar entre 8 y 15 años. “Funcionan alimentados por baterías, por lo que tienen una duración limitada que depende esencialmente de la energía necesaria para estimular el corazón y del uso que se haga del dispositivo, por lo que es variable entre pacientes”, asevera.
En ningún caso, eso sí, afirma que se deja que la batería se agote. Por ello, indica que en los controles se comprueban unos indicadores que dicen cuándo es el momento de recambiar el aparato, dejando siempre un margen muy amplio de tiempo (meses) antes del agotamiento total de la pila.
“Para el recambio se abre la piel bajo anestesia local, se desconecta el aparato de las sondas y si estas se encuentran en buen estado, que es lo más habitual, se conecta un nuevo aparato a las mismas sondas y se vuelve a cerrar la piel”, detalla el especialista.
Asimismo, el doctor Ruiz indica que se realizan controles con relativa frecuencia sobre el estado de los marcapasos desde el primer momento en el que se colocan. Concretamente, dice que a los 2-4 meses de la implantación se realiza el primer control sobre el mismo y se ajusta la programación del aparato. De no haber problemas, según precisa, los controles pasan a ser anuales.
“También hay dispositivos con los que se puede disponer de un sistema de vigilancia que el paciente tiene en su casa. El dispositivo ‘conecta’ de forma inalámbrica con el marcapasos, lo interroga para saber si todo está en orden, y posteriormente transmite un informe de funcionamiento que está disponible para ser revisado en la clínica de control de dispositivos. De esta forma pueden reducirse considerablemente las visitas presenciales”, señala el especialista de Quirónsalud Valencia.
Lo más habitual es que el marcapasos se implante debajo de la piel, en la parte alta del pecho
Sí, se puede tener una vida normal con el marcapasos
Una de las dudas más frecuentes que surge entre las personas a las que se les coloca un marcapasos es si podrán volver a tener la vida que tenían, es decir, si podrán gozar de una vida normal.
En este sentido, el especialista en arritmias confirma que efectivamente la vida tras el implante puede ser “absolutamente normal”, si bien puntualiza que se deben mantener una serie de precauciones, como son el cuidado de la zona del implante, evitar golpes sobre la misma, así como interferencias electromagnéticas que pueden hacer que el aparato disfuncione momentáneamente. “Es por ello que no se recomienda utilizar cocinas de inducción, que funcionan con imanes, o pasar por arcos de detección de metales”, advierte.
A su vez, resalta que si el marcapasos corrige el problema por el que fue implantado, la supervivencia después del implante es equiparable a otras personas de las mismas condiciones.
Contenido patrocinado por: Quironsalud