Parece que Sánchez quería repetir la 'operación Illa' en Madrid, es decir, presentar a un ministro como candidato a la alcaldía de la capital y a otro ministro como cabeza de cartel a la Comunidad de Madrid, para que compitieran contra Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida en las próximas elecciones de este año. 

Sonaron nombres como Pilar Llop, Féliz Bolaños o Reyes Maroto, pero parece que nadie quiere dar un paso al frente y el partido sigue sin candidatos. En la Comunidad de Madrid, Sánchez quería un perfil femenino para competir contra Ayuso y Mónica García. En la Asamblea, los socialistas están en segunda posición empatados a representantes con Más Madrid, pero el miedo a que los de la Médico y Madre les superen en los próximos comicios hace que nadie en el partido esté dispuesto a perder su estatus de Ministro para jugársela y no salvar ni ser líder de oposición. Por lo que todo hizo que Juan Lobato fuera anunciado como candidato del PSOE a la Comunidad, sin primarias, eso sí, consiguió todos los avales necesarios y nadie más se presentó, por lo que se alzó con el puesto sin mucho problema. 

Si miramos el Ayuntamiento, los socialistas son la cuarta fuerza política, superados por PP, Más Madrid y Ciudadanos. Si en la Comunidad el miedo a una absoluta de Ayuso y a un sorpaso de Más Madrid es el problema, aquí sucede lo mismo. Otra posible mayoría de Almeida hace que los planes del Presidente hagan aguas y que todos los posibles candidatos huyan. Ahora las miradas se dirigen al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. De hecho, el líder del PSOE en la Comunidad de Madrid, José Manuel Franco ha llegado a reconocer el pasado fin de semana que el ministro sería "un magnífico candidato" de su partido al consistorio madrileño, pero dejaba la puerta abierta a que otros candidatos también lo serían. 

Marlaska no tiene carné socialista, algo que se ve como bueno y malo a la vez: no ser miembro del PSOE es un bache para ser elegido candidato, pero al mismo tiempo se puede ver como un perfil más 'moderado' lo que le permitiría hacerse con votos de Ciudadanos y el PP. Además, Marlaska podría verse como un guiño al colectivo LGTBI ante la crisis del partido con sus dudas acerca de la Ley Trans. ¿El principal problema? Que nadie quiere ser candidato... ni Marlaska...