Contábamos en Hispanidad que la Asociación Jóvenes por España había lanzado en el Metro de Madrid una campaña “en defensa de la sacralidad de la vida humana de los no nacidos”.

Algo que ha despertado indignación en la formación de Mónica García, por lo que Más Madrid con la diputada Loreto Arenillas a la cabeza se ha puesto a trabajar. 

Han presentado una serie de preguntas ante la Asamblea de Madrid dirigidas a la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, en la que cuestionan qué medidas va a tomar el gobierno regional para que "en el Metro no haya campañas que vulneren el derecho al aborto". 

Así lo denunciaba Arenillas en su twitter, pero nos surge la duda, ¿culpa de qué? ¿por qué la señora Arenillas entiende que esta campaña genera culpa? Lo de abortar para el feminismo era interrumpir y quitarte de encima un conjunto de células, no una vida, ¿no? ¿por qué iba a generar culpa ver una imagen de lo que estás matando? Quizás es porque si lo ves o lo oyes, por ejemplo el latido de corazón que se puede escuchar desde la sexta semana de vida, ya no abortas

El mensaje de Arenillas y la indignación de Más Madrid es un ejemplo más de la campaña impecable que se ha seguido con el aborto, primero, se despenalizó en algunos casos (peligro para la vida de la madre, violación, malformación del niño en gestación…). Más tarde se añadieron los coladeros del riesgo para la salud física y psíquica de la madre, para pasar a ampliar el aborto sin causa alguna, la senda continuó eliminando los plazos. Y esto ha desembocado en la denominación de nuestros días: el aborto es un derecho. Con este nuevo derecho inventado conseguimos generaciones enteras dispuestas a matar al ser más indefenso de todos. 

Lo del "derecho al aborto", es una hipocresía y una salvajada propia de la época en la que vivimos, marcada por la blasfemia contra el Espíritu Santo, es decir, llamar bueno a lo malo y malo a lo bueno. El siguiente paso es el aborto obligatorio, en el que ya nos encontramos, es el momento en el que se silencia a los defensores de la vida porque están generando odio contra el derecho a abortar. 

Por ejemplo, la ley de aborto de Irene Montero contempla que los médicos objetores del aborto no puedan participar en los comités clínicos, que estos comités no tienen la última palabra, sino que se pueda "recurrir en vía jurisdiccional", además añade que se adopten las medidas necesarias para garantizar que no se discrimine a los sanitarios aborteros , "evitando que se vean relegados en exclusiva" a la práctica de abortos. A lo que hay que sumar que la propia Montero aseguró que, en la elaboración de la ley, no se escuchó a ninguna asociación provida porque van en contra de los derechos humanos. Y por si fuera poco, no debemos olvidar que en España ayudar a las mujeres y rezar en la puerta de los abortorios es delito, pero matar no.