Otra maravilla de Religión en libertad, en concreto, en esta ocasión de Carmelo López-Arias. Una manipulación, naturalmente científica, de la progresía para esconder lo que resulta muy difícil de esconder: que el feto se parece tanto a un niño que corre el riesgo de ser un niño, de la misma forma que el embrión no es un ser humano en potencia, sino un ser humano hecho y derecho en ser humano con código genético individuado, distinto del padre y de la madre... aunque parezca un conjunto de células. Cuando hablamos de feto... es que es un niño, en sustancia y en apariencia.

Pero mejor lean la manipulación que denuncia Religión en Libertad, a fin de cuentas, ¿para qué entretenerse en demostrar lo que Religión en Libertad muestra y demuestra?

En cualquier caso, si lo ves, o lo oyes, por ejemplo el latido de corazón, no lo abortarás. 

Pero la mala uva del abortero llega muy lejos. Y entonces, alguien se ha empeñado en enseñar a la madre algo que no es el embrión, con la esperanza de que se convenzan de que tan sólo se trata de un trozo de carne, piense que sólo se trata de un trozo de carne.