Aunque está por ver que a la abortista Catalina le interese el asunto
Uno de los 'hitos' como Ministra de Irene Montero fue la aprobación de su Ley de Aborto. Entre otras cosas, la nueva norma iba a tratar de garantizar que en los centros públicos se pudiese abortar, dado que en muchos de ellos no se realizan abortos porque no hay médicos de la sanidad pública dispuestos a ejecutarlos. Lógico, no estudiaron para quitar vidas.
Ante la obligatoriedad, la presidenta del grupo parlamentario Mixto-Adelante Andalucía, Maribel Mora, criticó el pasado año que "más del 99%" de abortos que se practican en esta comunidad autónoma "se derivan sistemáticamente a las clínicas privadas". Y es que Andalucía es una de las comunidades con mayor número de médicos objetores.
El 'problema' se centró en Jaén, que era la única provincia andaluza en no disponer de un abortorio privado. Por lo que las mujeres jienenses se veían obligadas a desplazarse a otra provincia para acabar con sus embarazos.
Pero ahí estaba la progre consejera de Salud de la Junta de Andalucía, Catalina García, para calmar las aguas y cumplir con Irene. Prometió que "antes de que acabe este año" se constituiría un equipo de "ginecólogos voluntarios" que se desplazaría a los distintos hospitales de la provincia de Jaén para practicar abortos.
Y dicho y hecho, desde hace unas semanas el Hospital Materno Infantil ya realiza abortos. Sí, han leído bien, en el Hospital Materno Infantil, un centro dedicado a madres y bebés, donde ahora se practican abortos.
García afirmó que el Gobierno regional estaba "trabajando para que, en todas las provincias, especialmente empezando por aquellas que no tienen otra alternativa, exista en la oferta pública la interrupción voluntaria del embarazo y poder ejercer ese derecho en cada una de las provincias".
Según informa Andalucía Información, por el momento, se han practicado tres abortos.
¡Ay Juanma!, te has lucido con tu nueva Consejera de Salud. ¿Y si vuelve Jesús Aguirre? Él propuso que la mujer embarazada escuchara el sonido de los latidos de su hijo antes de abortarlo.