La Asamblea Mundial de la Salud, que se celebra durante esta semana en la sede de Naciones Unidas en Ginebra, ha aprobado por consenso (con 11 abstenciones) de todos los países miembro el documento del llamado Tratado de Pandemias, con el fin de evitar la situación vivida durante la Covid-19 y fortalecer la capacidad de respuesta sanitaria a nivel global.

Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, uno de nuestros peores ciudadanos, como creo que hemos mencionado alguna vez, ha hecho suyo el estilo Sánchez y ha proclamado que "La Asamblea Mundial de la Salud de este año será verdaderamente histórica, ya que los países, después de tres años de negociaciones, estudiarán la adopción del primer pacto mundial para proteger mejor a las personas de las pandemias".

"El Acuerdo sobre Pandemias puede hacer que el mundo sea un lugar más seguro al impulsar una colaboración justa entre países en materia de preparación, prevención y respuesta frente a las pandemias", y para darte poderes absolutos a ti y los tuyos, amigo Tedros. 

Con el Tratado ocurre lo mismo que con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, bajo objetivos que todos queremos, cuelan lo que ellos más desean: instaurar un gobierno global capaz de dictar normas de obligado cumplimiento en todo el planeta, en caso de una nueva pandemia, que sería declarada por la propia OMS, naturalmente.

La maniobra de Tedros Adhanom, sin embargo, no pasó desapercibida en países como EEUU, Italia o Argentina, como hemos ido informando en Hispanidad. En el país norteamericano han sido directos, con Trump en la Casa Blanca, EEUU sale de la OMS.

“Prevenir, prepararse y responder mejor” ante futuras pandemias, ese es el objetivo, buscando una respuesta equitativa y coordinada, por lo que se crea un sistema multirateral de acceso a patógenos y reparto de beneficios (PABS, por sus siglas en inglés). Este sistema prevé que los países que detecten virus con potencial pandémico deberán compartir las muestras y su secuencia genética, y a cambio recibirán al menos un 10% de los productos resultantes en forma de donación, y otro 10% a precios asequibles. Faltan detalles, aún por negociar en los anexos que seguirán al Tratado. 

Se creará la Red Global de Logística y Suministros (GSCL Network, por sus siglas en inglés), que tratarar de evitar el colapso en la distribución de productos necesarios como pasó con el Covid con las mascarillas, respiradores o pruebas PCR. Se coordinará de antemano a gobiernos, agencias internacionales, empresas logísticas y fabricantes, para que en caso de crisis la distribución ya esté definida. Esto es muy bonito, y es que el detalle de antemano es curioso, ¿cómo sabe la OMS lo que vamos a necesitar ante una futura posible pandemina de la que no sabemos aún nada? Por no saber, no sabemos ni si va a darse dicha pandemia, pero Tedros es tan listo tan listo que ya sabe lo que vamos a precisar para parar al virus. Es más, no sabemos ni el origen del Covid, ni cómo conseguimos salir de él, pero Tedros ya tiene claro cómo combatir al siguiente. ¿No es precioso?

Además, “por primera vez en un tratado internacional”, se pide a los países que pongan condiciones al dinero público invertido en investigación. 

En resumen, el acuerdo busca garantizar el acceso equitativo a vacunas, terapias y diagnósticos, en caso de pandemia, pero para que pudiera salir adelante esta primera versión, Tedros ha tenido que recoger velas y aprobarlo sin obligaciones. En principio se respetará la soberanía nacional y no otorga a la OMS autoridad para imponer medidas internas como cuarentenas o mandatos de vacunación, pero insistimos, este es sólo el primer paso. El tratado carece de mecanismos obligatorios, pero tiempo al tiempo.

Algo tan bonísimo no podía dejarlo pasar el Gobierno de España, y Moni García, antes médico, después diputada de la Asamblea, ahora ministra y siempre madre, lo ha celebrado: “Es un gran paso hacia el multilateralismo y la salud global”. 'Salud global', como concepto, podemos echarnos a temblar.