
La desazón de los europeos escala al límite de la paciencia con Bruselas. Lo contrario le ocurre a la Rusia de Putin, que a pese al desgaste de una guerra y de las sanciones, desarma en su cuarto año un jaque de los aliados con los fondos rusos congelados para destinar a la reconstrucción de Ucrania.
Cabe preguntarse si tanta incompetencia de la clase dirigente europea puede traer un final feliz. Pese a la advertencia multilateral de tres mandatarios de ideología diferente: Trump, Draghi y Blair, llamando a las reformas y acabar con la falta de iniciativas, la Europa de Bruselas demuestra cada vez más su incompetencia. Los europeos nos preguntamos por eso si la troika formada por los presidentes de la Comisión Europea (Ursula von der Leyen), del Consejo (Antonio da Costa) y del Europarlamento (Roberta Metsola) no debería hacer las maletas urgentemente y los mandatarios en las capitales europeas recibir un escarmiento en las urnas. El idilio de otros tiempos parece estar llegando a un límite. ¿A alguien le puede sorprender a estas alturas el Brexit del Reino Unido para recuperar su plena soberanía? El principal beneficiario de este sin rumbo comunitario se sienta en el Kremlin en Moscú.
Varios hechos insólitos recientes que remueven poderosamente la conciencia de los europeos, representan una ventaja competitiva para Putin:
1.- Por presión una vez más de Alemania se levanta el veto a la venta de vehículos térmicos más allá del 2035 y salta por los aires todo lo aprobado hasta la fecha sobre la electrificación de la industria para luchar contra el cambio climático. Con este paso se demuestra que la economía (alemana) está por encima de la ecología (europea) y de tanta euforia inicial para salvar el planeta. ¿Y quién gana? Rusia por supuesto que podrá asegurar el suministro de gas y petróleo sea directa o indirectamente.
2.- Desacuerdo casi unánime de la UE de recurrir a los activos rusos congelados (unos 200.000 millones euros) para destinar a la reconstrucción de Ucrania. Por temor a Putin y al “saqueo” así calificado por él, Europa conviene por contra emitir bonos (crédito) en valor de 90.000 millones euros para destinar a un país en ruinas, a pesar de que la guerra y las matanzas rusas aún no han finalizado.
Poco se ha hablado de que la verdadera amenaza es rusa: congelar los activos de empresas europeas en Rusia, por valor de 200.000 millones euros según fuentes occidentales (solo las empresas alemanas acumulan unos fondos de 100.000 millones euros en suelo ruso que de bloquearse afectaría a la toda economía de la RFA). Mención aparte tiene también el riesgo de embargo y expropiación de activos y propiedades fundamentalmente alemanas, francesas e italianas en territorio ruso con inversiones en sectores financieros, energéticos y de retail. Tal amenaza puede haber justificado la marcha atrás de Bruselas.
3.- Por si fuera poco, mientras Europa acepta mandar dinero fresco, que dice algún día pagará Moscú, reniega sin embargo de enviar soldados europeos a Ucrania por miedo de escalar el conflicto a más países y enojar de verdad a Putin (ahora prefieren llamarlo “fuerza multinacional”). Y seguimos sin garantizar a Kiev su integridad territorial el día que se firme un armisticio con Moscú. Ucrania irremediablemente perderá la guerra contra Rusia y parte de su territorio (después de haber sido arrebatada Crimea en el 2014 sin rechistar Occidente) por el dogmatismo de la UE y sus líderes europeos, mientras que Putin en guerra sale victorioso con la venia de Europa en recesión.
4.- Tanta obsesión con ingresar Ucrania en la UE cuando es Rusia quien lo insinúa. Vladimir Putin ha anunciado con escaso eco en la prensa occidental el siguiente anuncio: “Si uniéramos nuestros esfuerzos (Rusia y la UE), nuestro PIB conjunto sería mayor que el de EEUU”. Estamos a la espera de conocer la reacción de Bruselas y sus 27 cancillerías. Se puede adivinar un NIET inmediato de la capital comunitaria que se irá moderando conforme pase el tiempo y templen gaitas.
5.- Los desacuerdos internos para la firma del acuerdo comercial de la UE con Mercosur. Un nuevo aplazamiento (hasta mediados de enero) tras más de 25 años de negociación pone al límite la paciencia de los agricultores europeos más afectados y de los países hispanoamericanos miembros (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay), que amenazan con firmar como alternativa un acuerdo comercial similar con otras zonas de influencia en Asia bien avenidos con Rusia (como son China, India o Corea del Norte), o con otros del sudeste asiático como Vietnam, Malasia, Indonesia (con todos ellos Moscú mantiene excelentes relaciones energéticas y de defensa) en lugar de Europa. Poco se debate de los verdaderos efectos para el campo español y europeo ahogados en burocracia e impuestos mientras los hilos rusos torpedean la apertura de una de las zonas estratégicas de libre de comercio más grande del mundo que daría entrada a miles de productos sin tan severos controles ambientales.
6.- La disparidad de criterios en Bruselas y resto capitales europeas ante el conflicto en Oriente Medio, que nos lleva a dar auténticos bandazos para disgusto de propios y extraños sin una línea definida, es un nuevo tanto para Rusia. Putin se frota las manos por mantener su línea de influencia en la región.
7.- Las tensas relaciones de Europa (y en especial España) con la administración norteamericana desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. A la guerra de aranceles, los enfrentamientos por las torpezas en política exterior y defensa europeas, se le suma las multas a las tecnológicas norteamericanas en la UE. Eso a pesar de la irrelevancia europea en el campo digital. Los europeos de Bruselas son expertos en agravar y no resolver conflictos incluso con sus propios aliados. Putin pese a la invasión ucraniana, las sanciones y la guerra híbrida en el viejo continente mantiene línea directa con Trump. ¿Se puede pedir más?
8.- Por desgracia hay que hablar de la nula validez del espacio judicial europeo: la justicia de España lleva años esperando que Bélgica aplique la orden de extradición (euroorden) para juzgar al golpista catalán que gobierna, pese a su condición de prófugo, la Moncloa desde Waterloo. Al parecer hay vínculos -objeto de investigación judicial actual- que relacionan a los golpistas catalanes con el envío de 20.000 soldados rusos para garantizar la República Catalana. La falta de garantías públicas y la excesiva politización de los poderes judiciales (España, Polonia etc son buenos ejemplos actuales) provocan el espanto de inversores potenciales y degradan la democracia contribuyendo a la desestabilización y división de Europa como persigue Rusia.
9.- La escasa atención que está prestando tanto la UE como las cancillerías europeas a la nueva Alianza CRINK anti-Occidental (formada por China, Rusia, Irán y Corea del Norte) para imponer un nuevo orden mundial. Hay quien augura una mutación de defensa al estilo del antiguo Pacto de Varsovia entre sus países miembros. En caso de conflicto bélico con uno de los integrantes (por ejemplo, Rusia), puede llegar a activarse la asistencia inmediata como la OTAN.
10.- El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, tal vez sin pretenderlo se ha erigido en el principal expropiador de Putin en Europa: su negativa a elevar el gasto de defensa al 5% como pactó en la OTAN, la compra de gas y petróleo ruso pese a las sanciones internacionales que financia la invasión ucraniana; el veto a participar en cumbres de la “coalición de voluntarios europeos” que discute el futuro de Ucrania; la defensa a ultranza de Hamás en el conflicto con Israel; su rechazo a levantar el ultimátum a los motores de combustión fósil (lo llamó “error histórico”); el cierre de la nucleares en España mientras su ahora comisaria europea y antes ministra del ramo Teresa Ribera lo defiende en Europa como energía limpia; la sucesión de decretos y medidas legislativas amparadas en una supuesta directiva europea; la ley última de vivienda para evitar “compras especulativas” que no respalda Bruselas; la postura de España con el acuerdo de Mercosur (aplazado) sin defender los intereses del campo español como hacen otros socios comunitarios; los insólitos fondos sin gastar de recuperación; la manipulación de las estadísticas que envía a Bruselas (caso INE); así como la defensa absurda de dictaduras latinoamericanas (como la Venezuela de Maduro y los negocios oscuros de ZP con el régimen).
Pese a lo que diga el presidente español, en Europa cuentan cada vez menos con él por falta de credibilidad, su alianza gubernamental con fuerzas anti-atlánticas, los escándalos sin parar y el acecho judicial por tanta corrupción. Rusia sin quererlo aprovecha la coyuntura y las horas bajas de Sánchez en la UE.












