El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha iniciado hoy viernes un viaje a la República de Albania para asistir a la VI cumbre de la Comunidad Política Europea, que agrupa a los líderes de los Veintisiete.

Mañana sábado 17 de mayo, Sánchez se trasladará a la capital iraquí, Bagdad, para participar en la cumbre de la Liga Árabe, que reunirá a los líderes de los 22 países miembros de la organización: Argelia, Bahrein, Comoras, Djibouti, Egipto, Irak, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, Mauritania, Marruecos, Omán, Palestina, Qatar, Arabia Saudí, Somalia, Sudán, Túnez, Emiratos Árabes Unidos, Yemen y Siria.

En estas cumbres se abordará la guerra en Gaza entre Israel y Hamas, que ha generado el bloqueo al que Tel Aviv tiene sometida a la Franja, que impide la entrada de ayuda humanitaria.

El pasado mes de marzo, la Liga Árabe aprobó crear un fondo de 53.000 millones de dólares para poner en marcha el plan de Egipto de reconstruir la Franja de Gaza, un plan apoyado por la UE.

En cualquier caso, en Moncloa ven como un éxito el hecho de que Sánchez sea el único presidente ajeno a esta organización que haya sido invitado, que atribuye a su postura de reconocer el estado de Palestina el 28 de mayo del año pasado.

De lo que no habla Moncloa es del misterio todavía insondable del histórico cambio de postura de Sánchez respecto al Sáhara -la postura de España siempre ha sido la de la ONU, la autodeterminación de ese territorio-, aliándose con la posición de Marruecos, que lo ve como suyo, aunque con cierta autonomía.

¿Qué le debe Sánchez a Marruecos? O, ¿qué sabe Marruecos sobre Sánchez?