Rusia ha bombardeado por primera vez Leópolis este viernes, vigésimo tercer día de guerra tras haber invadido Ucrania, en el que además se han producido ataques en Járkov y Kiev y continúa el asedio a Mariúpol, recoge RTVE.

A pesar de la extensión de los enfrentamientos, tanto Estados Unidos como Reino Unido y las fuerzas armadas ucranianas afirman que la invasión rusa se ha estancado en todos los frentes. "Los incesantes contraataques ucranianos están obligando a Rusia a desviar un gran número de tropas para defender sus propias líneas de suministro. Esto está limitando gravemente el potencial ofensivo de Rusia", ha destacado el Ministerio de Defensa británico.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha denunciado que Rusia está reclutando mercenarios de otros países y que su Ejército está intentando convencer a jóvenes para entrar en el servicio militar. "Será la peor decisión de vuestras vidas. Una vida larga es mejor que el dinero", ha insistido Zelenski en su mensaje diario.

Por su parte, el presidente de EE.UU., Joe Biden, ha calificado a Putin, de "dictador asesino", mientras Occidente acusa a Rusia de cometer crímenes de guerra.

Y mientras, Rusia, con su habitual matonismo, ahora ha advertido a Bosnia de que responderá si se une a la OTAN.

En este momento “es importante rezar y sobrevivir para ayudar a las personas que están solas y no tienen a nadie que les ayude

En ese contexto, en declaraciones a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada en Italia (AIN), el obispo de Kharkiv, Mons. Pavlo Honcharuk, explicó que su misión pastoral continúa en medio de la guerra, donde las personas siguen queriendo confesarse, recoge Aciprensa.

“Visitamos regularmente a personas en la estación del metro, donde viven y duermen en las vías y en los vagones. Allí rezamos junto a otros, católicos y ortodoxos. Estamos recibiendo ayuda humanitaria -medicinas, alimentos, pañales, etc.- que nos llega desde el oeste de Ucrania”, explicó el Prelado.  

Asimismo, el Obispo confirmó que los hospitales se mantienen abiertos y que desde la diócesis visitan a los enfermos regularmente. “Ayer conseguimos entregar productos sanitarios en el hospital psiquiátrico, donde la gente lleva varios días sin productos de higiene. El director nos dio las gracias con lágrimas en los ojos. Esta es ahora nuestra misión”, señaló.

A pesar de la situación, el Obispo aseguró que “la gente sigue queriendo confesarse” y dijo que en este momento “es importante rezar y sobrevivir para ayudar a las personas que están solas y no tienen a nadie que les ayude”.

“Hay tanta necesidad, no solo de cosas materiales, sino también de bondad, de calor humano, de una palabra amable, de un abrazo, de una llamada telefónica... Así damos testimonio de la presencia de Dios, de que está con nosotros. Es una forma de transmitir el Evangelio. Este es nuestro trabajo pastoral hoy. Hay muchos testigos del amor. Hay muchas cosas hermosas que suceden aquí”, concluyó.