Este fin de semana, el domingo, tuvo lugar en Ciudad de México una masiva manifestación para protestar contra una reforma que afectaría al sistema electoral mexicano y que pretende llevar a cabo el  gobierno del izquierdista Andrés Manuel López Obrador. 

López Obrador llegó al poder en 2018 y las próximas elecciones generales tendrán lugar en 2024, aunque él no puede presentarse. 

La reforma consiste en retocar el Instituto Nacional Electoral (INE), el organismo encargado de organizar las elecciones y de velar de manera autónoma por el correcto recuento de los resultados electorales tras su celebración. Y lo hace desde 1990, año en que se creó.

Pues bien: el Gobierno de Morena (el partido de López Obrador) pretende eliminar el 85% del personal de carrera del INE y reducir sus salarios. Según este organismo, también se pretende eliminar 300 juntas distritales que tiene en todo el país y que son los órganos que preparan, organizan y celebran las elecciones. En cada estado habría ahora una oficina operada por una sola persona, recoge La Nación.  

Con estos cambios se afecta la actualización y depuración del padrón electoral (conformado por unos 93 millones de votantes), apuntó el ente en un análisis del articulado de la norma. También desaparece el personal encargado de capacitar a los jurados de votación y se limita la capacidad para monitorear la propaganda electoral en radio y televisión. “Piezas claves del diseño legal e institucional del sistema electoral mexicano que ha permitido la renovación pacífica y periódica de los poderes a través del voto libre y secreto pueden correr el riesgo de verse lesionadas”, subraya el instituto.

Igualmente, la reforma acota las atribuciones del INE para sancionar a los funcionarios públicos que se expresen a favor de un candidato en campaña. 

Los opositores aseguran que con estos cambios se perjudica la independencia del INE, se inclina la balanza a favor del Gobierno de cara a los comicios presidenciales (2024) y se reduce su capacidad operativa. 

Lorenzo Córdova, presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), denunció que las reformas buscan “prescindir de miles de personas que todos los días se ocupan de garantizar comicios confiables, lo que, desde luego, pondrá en riesgo los comicios futuros”. 

¿Y en qué se basa López Obrador para querer llevar a cabo esa reforma, que fue avalada el miércoles pasado por el Legislativo, dominado por Morena y sus aliados? A juicio del actual presidente, izquierdista por más señas, el INE es un organismo oneroso —que gasta demasiado dinero—, que ha tolerado fraudes en el pasado. Y que ese dinero debería invertirse en los pobres.

El mandatario mexicano dijo el jueves que promulgará la reforma, aunque espera impugnaciones judiciales. Muchos de los asistentes a la protesta del domingo expresaron su esperanza de que la Suprema Corte de Justicia de México anule partes de la reforma, como han hecho los tribunales con otras iniciativas presidenciales. 

Conclusión: un izquierdista tratando de controlar los resultados electorales. ¿Qué raro, no? (Nótese la ironía).