En las pasadas elecciones presidenciales, y a pesar de la campaña progresista que dibujaba al entonces presidente Donald Trump como un personaje racista y xenófobo, el republicano aumentó en ocho puntos el porcentaje de voto entre los hispanos, hasta un 32%, e incluso superó el 40% de voto en algunos de los Estados más poblados y con mayor comunidad hispana, como Texas o Florida. Si bien Biden se impuso entre los hispanos, algo esperado por cuanto históricamente han sido votantes demócratas, la preocupación ha comenzado a crecer entre los estrategas del partido.

Y no es para menos, los hispanos suponen ya casi el 19% de la población estadounidense, porcentaje que seguirá creciendo en las próximas décadas. Y es un colectivo que cada día se alinea más ideológicamente con los conservadores, por cuanto persigue una política liberal económica basada en bajos impuestos, la apuesta por los valores tradicionales, la seguridad en las calles y una política de inmigración legal y regulada. Justo todos los pilares que Biden está destruyendo durante su presidencia.

El de los hispanos es un colectivo que cada día se alinea más ideológicamente con los conservadores, por cuanto persigue una política liberal económica basada en bajos impuestos, la apuesta por los valores tradicionales, la seguridad en las calles y una política de inmigración legal y regulada

Durante décadas, los demócratas han mantenido la hegemonía entre los hispanos, gracias a los medios de comunicación, que repetían como un mantra el relato progresista acerca de los pérfidos republicanos que persiguen a los inmigrantes, frente a los bondadosos demócratas que los acogen. Una mentira que resulta cada día más difícil de sostener.

Veamos el ejemplo del Estado de Texas, segundo más poblado del país, con casi un 40% de población hispana y donde se están viviendo las consecuencias más graves de la crisis humanitaria en la frontera entre EEUU y México, como consecuencia de la inacción de la Administración Biden. Según un sondeo del diario texano Dallas Morning News, menos de una tercera parte del electorado aprueba la política migratoria de Joe Biden, un 32%, porcentaje que apenas asciende a un 37% entre los hispanos. En este grupo demográfico, un 49% rechaza la gestión de Biden de la crisis en la frontera. En contraposición, el electorado prefiere al gobernador del Estado, el republicano Greg Abbott, que obtiene un 52% de aprobación en materia migratoria.

Otro motivo de la creciente desafección hispana hacia Biden y los demócratas se encuentra en la sumisión al movimiento marxista Black Lives Matter (BLM). En particular, destaca el rechazo de los hispanos al adoctrinamiento en las aulas. Conozcamos el testimonio de Kali Fontanilla, de origen jamaicano y profesora en el distrito escolar de Salinas, en el Estado de California, donde la mayoría de estudiantes son de origen hispano. La docente expone que prácticamente la mitad de estudiantes no asisten a las clases de “estudios étnicos”, donde se estudian los contenidos de la teoría crítica racial, los conceptos del “racismo sistémico” y la denominada “justicia racial”, base ideológica de BLM. Fontanilla relata que se quedó impresionada por los contenidos que se imparten y los califica como “lavado de cerebro de extrema izquierda a los niños”.

El adoctrinamiento en las escuelas es algo que preocupa y mucho al electorado hispano. Así se manifestó en las elecciones a gobernador de Virginia del pasado mes de noviembre, que estuvieron centradas en el adoctrinamiento demócrata en las escuelas, y en las que, a pesar de ser un Estado demócrata, se alzó victorioso el candidato republicano Glenn Youngkin, en parte porque obtuvo el 55% del voto hispano.

Otro motivo de la creciente desafección hispana hacia Biden y los demócratas se encuentra en la sumisión al movimiento marxista Black Lives Matter (BLM). En particular, destaca el rechazo de los hispanos al adoctrinamiento en las aulas

El temor demócrata a un debacle en las elecciones de noviembre, donde se renueva la totalidad del Congreso y un tercio del Senado se hace cada vez más patente, y un indicativo se encuentra en el voto hispano, por cuanto una encuesta del Wall Street Journal, refleja, por primera vez, un empate en intención de voto entre demócratas y republicanos. Si estos datos se confirmaran en las urnas, sería letal para Biden y su equipo, ya que si al electorado blanco que vota republicano por amplia mayoría, se une un porcentaje de voto tan alto o incluso una victoria republicana entre los hispanos, la debacle progresista puede alcanzar dimensiones desconocidas. Y podría tener grandes consecuencias en las elecciones presidenciales de 2024, por cuanto el sondeo refleja ya un empate técnico entre Biden y Trump entre los hispanos, un 44% votaría a Biden y 43% a Trump. Es decir, apenas un año después de las elecciones y estando ya fuera de la Casa Blanca, Trump aumentaría en más de diez puntos el voto entre los hispanos.

La sombra de una posible derrota frente a Trump, las elecciones a la vuelta de la esquina, una desaprobación cada vez mayor y un primer año desastroso, al presidente Biden se le acumulan los problemas.