Primera noticia: submarinos nucleares rusos se han ejercitado -y se han encargado de que la OTAN se entere- con misiles de crucero durante unas maniobras en el mar de Barents, por encima de Rusia y al noreste de Noruega. Putin, en plan provocador, en plan Kim Jong-un.

Al tiempo, y esto resulta más peligroso, Moscú denuncia que Lituania (miembro de la UE y de la OTAN) ha bloqueado el tráfico ferroviario con el enclave de Kaliningrado, esa lengua en el Mar Báltico, inmersa entre Polonia y Lituania. Ojo, por que Ucrania no es miembro de la OTAN ni de la UE, Polonia y Lituania sí. Y ojo, porque Lituania es la exrepública soviética más odiada en Rusia y no hay país al que los rusos tengan mayor aversión que a Polonia, que, encima, ya les ha vencido en varias ocasiones. Significa esto que Moscú podría invadir lituania. Recuerden que también considerábamos imposible lo de Ucrania.

Es cierto que está firmado que Lituania debe permitir el transporte por su territorio hasta Kaliningrado, pero también lo es que esa queja, con el actual trasfondo bélico, adquiera demasiado significado. 

Camino de los cuatro meses de guerra, el Gobierno ruso continúa enviando los mismos avisos: cuidado, que esto puede ir a más y pueden entrar en solfa las bombas nucleares.