Hace unas semanas, Ignacio Aguirre contaba en Hispanidad que el FBI volvía a la cacería política, en este caso, contra los grupos provida. Se trataba del activista provida Mark Houck, de 48 años, quien era arrestado por agentes del FBI en su casa en la zona rural del condado de Bucks, en Pensilvania, por presunta agresión a un voluntario de una clínica abortista, acusándole de vulnerar la Ley de Libertad de Acceso a las Entradas de las Clínicas de 1994, que prohíbe el daño intencional a la propiedad y el uso de “fuerza, amenaza de fuerza u obstrucción física” para “lesionar, intimidar o interferir” a alguien que ingresa a una clínica abortista.

Ahora, el FBI ha allanado la casa de otro defensor pro-vida y su familia en Tenessee después de haber estado rezando y cantando en la puerta de un abortorio el pasado año. Gallagher participó en un rescate en el centro de abortos Carafem en Mt. Juliet, Tennessee, donde él y otros defensores de la vida rezaron y cantaron en un pasillo de un edificio que alberga varios negocios médicos, pero también la compañía de abortos.

Cuando el FBI entró en su casa, armas en mano, Gallagher estaba fuera del estado y los agentes exigieron conocer su paradero a su familia. Según los informes, el evento en el que participó Gallagher y otros defensores de la vida fue pacífico, tanto que la policía local los dejó libres puesto que, los participantes permanecieron alineados en el pasillo rezando y cantando. Algunos de los asistentes fueron detenidos por la policía por acceder al edificio pero, como acabamos de comentar, los dejaron libres al pagar una fianza por cargos menores de allanamiento de morada. 

Estados Unidos degenera con Joe Biden. La Agencia Federal se ha convertido en un instrumento al servicio de la Casa Blanca.