La batalla por el Senado nos ha dejado en el peor de los escenarios. Tras la victoria de los candidatos demócratas, en la segunda vuelta de las elecciones al Senado por Georgia, el resultado final en la Cámara Alta, será de empate a cincuenta senadores entre republicanos y demócratas, pero serán los demócratas los que ostenten la mayoría por el voto de calidad de desempate de la vicepresidenta electa Kamala Harris, en su condición de presidenta del Senado. El control demócrata del Senado facilitará el desarrollo de la agenda liberticida de Joe Biden y Kamala Harris y, sobre todo, garantizará la confirmación de los integrantes de su sectaria Administración que ya dibujamos

Lo cierto es que los dos senadores demócratas electos por Georgia, el reverendo Raphael Warnock y el joven Jon Ossoff, representan muy bien la degeneración del Partido Demócrata.

El reverendo afroamericano Raphael Warnock es un abanderado del cada día más poderoso sector antisistema del Partido Demócrata y del movimiento marxista Black Lives Matter. Como ya denunciamos, en sus sermones llegó a proferir lindezas tales como “Nadie puede servir a Dios y al Ejército, ni a Dios y al dinero ni a Dios y al demonio” o “Lo que caracteriza a América es el racismo”. Llama la atención cómo EEUU ha degenerado para convertir en senador a un personaje extremista del tal calado.

Mientras tanto, el NOM eleva a golpe de Estado contra la democracia las protestas ante el Capitolio

Por su parte, el joven Jon Ossoff de apenas 33 años es otro paradigma del actual Partido Demócrata. Nacido en Atlanta e hijo de un acaudalado publicista, Ossoff reúne todos los tópicos progres: abortista, pro-ideología de género, ecologista radical y favorable a la legalización del cannabis. Su candidatura ha sido una de las que mayor financiación ha recibido en la historia de EEUU, principalmente a través de las grandes tecnológicas. No cabe duda a quién servirá el flagrante nuevo senador.

De nuevo el recuento en estos comicios deja las mismas sombras que el de las elecciones presidenciales y los mismos extraños patrones de conducta. Intenso dominio republicano a principios del recuento y a medida que avanza la noche se detiene el recuento y, al reanudarse, únicamente suman sufragios los candidatos demócratas como se observa en el gráfico (introducir gráfico). Pero, por supuesto, no se investigarán estas irregularidades para dirimir la existencia o no del fraude. No olviden que la esencia del progresismo es la impunidad.

Gráfico elecciones Georgia

No obstante, las irregularidades en las elecciones en Georgia no son un foco de atención porque la progresía mediática está muy preocupada por las concentraciones de manifestantes contra el fraude electoral en el Capitolio. Es curioso, son los mismos medios que cuando estos meses los civilizados muchachos del movimiento marxista Black Lives Matter y del grupo violento antisistema Antifa han cubierto las calles de violencia, generando muertes, destrucción, saqueos y ataques contra la policía y pequeños negocios no solo no denunciaban estos eventos sino que los calificaban como protestas pacíficas. La misma progresía que hace cuatro años, cuando Donald Trump se alzó victorioso en las elecciones​, pedía a través de los líderes demócratas al colegio electoral que no certificara los resultados e inundó las calles de manifestaciones para que Trump no tomara posesión del cargo. 

El vicepresidente Pence firma su epitafio político al asumir los tópicos progres tras la ceremonia de certificación de los resultados electorales

En ese momento los medios progresistas no hablaban de vulneración de la Constitución, sino de que Trump había llegado a la presidencia por medio de la trama rusa. Sin duda, si entonces se hubiera asaltado el Capitolio -que en el caso de que lo hubieran hecho los muchachos de Black Lives Matter, la violencia sería de mayor gravedad-, la progresía mediática lo calificaría de defensa de la democracia. Lo cierto es que aunque el resultado de la protesta en el Capitolio ha sido muy leve en comparación con los episodios violentos que han asolado a la nación en los últimos meses provocados por los aliados callejeros de la progresía mundial, la imagen del Capitolio sitiado es con la que soñaba el Nuevo Orden Mundial (NOM) hace tiempo, quién se ha encargado de afirmar que son “fascistas que tratan de destruir la democracia”. 

Pero sin duda, la gran decepción de la jornada ha sido el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, a quien, de conformidad con la duodécima enmienda de la Constitución, le correspondía presidir la sesión de certificación de los resultados de las elecciones presidenciales. El vicepresidente Pence nunca ha sido un político carismático, pero su punto fuerte residía en su firmeza de convicciones. Hoy, por ganar el aplauso progre ha cometido el error que será el fin de su carrera política. Ciertamente el papel que le tocaba era complejo, pero podía haber actuado sencillamente de una manera discreta y asumir el mismo a nivel ceremonial con la prudencia que le caracteriza. Pero el hecho de haber emitido con posterioridad una vacua carta asumiendo todos los tópicos progres tales como que la Constitución está en peligro, ha supuesto su sepelio político. 

Debería pensar que, tras cuatro años siendo martilleado por la progresía mundial, el ser alabado por la misma por un día no le aportará gran cosa. No lo dude, los mismos medios que hoy le alaban por este hito, mañana volverán a la cacería contra su persona. Y, sin embargo, los votantes que le apoyaban no lo volverán a hacer. La cuestión no es baladí, su comportamiento en el día de hoy hará que nunca sea presidente de EEUU y visto la cobardía que ha demostrado, será lo mejor.

Y ya puestos, ¿seguro que los asaltantes del Capitolio eran todos ultraderechistas arengados por Donald Trump? Reparen en el cartel del poderoso grupo radical Antifa. Pertenece a las elecciones presidenciales de noviembre, ciertamente, pero no son pocos los medios norteamericanos que hablan de que los radicales de izquierda, últimamente pegados al Partido Demócrata, estuvieron muy activos ayer en todo el país y llevaban preparando desde tiempo atrás una jornada que de suyo iba a ser de puro trámite.

cartel grupo radical Antifa