Las cosas no suceden porque sí y menos aun en año electoral, aunque se trate de elecciones legislativas, que se celebrarán en abril. Para las presidenciales habrá que esperar a 2027. Hablamos del apuñalamiento -martes por la mañana- de Lee Jae-myung, líder del Partido Democrático de Corea del Sur y principal opositor del presidente Yoon Suk-yeol, mientras atendía a los medios de comunicación en la ciudad de Busan, a 350 kilómetros al sureste de Seúl.

La vida de Lee Jae-myung no corre peligro aunque todavía es pronto para saber si la herida en el lado izquierdo del cuello le dejará alguna secuela y si le permitirá continuar con su actividad política a cuatro meses de las elecciones legislativas. El agresor, un hombre de unos 50 años, fue detenido inmediatamente.

Lee Jae-myung, actual líder del Partido Democrático y miembro de la Asamblea Nacional, fue gobernador de la provincia de Gyeonggi y alcalde de Seongnam. Eso sí, sus intentos por convertirse en presidente del país se cuentan por fracasos, aunque el último -año 2022- perdió por la mínima. Su popularidad, en cualquier caso, no pasa por su mejor momento tras verse vinculado en diversos casos de corrupción.

Todo esto sucede un día después de que el dictador norcoreano, Kim Jong-un, amenazara a su vecino del sur con un “conflicto armado” en cualquier momento. “Si el enemigo opta por la confrontación militar y la provocación contra la República Popular Democrática de Corea, nuestro ejército deberá asestarle un golpe mortal para aniquilarlo por completo”, afirmó el camarada Kim.

Sea como fuere, a quien debe temer Corea del Sur no es al ‘amado líder’ del norte sino a China. Kim no mueve un dedo sin el visto bueno de Xi Jinping. El problema es que al presidente chino le interesa que haya inestabilidad en Corea del Sur.