Ni la frase ni el análisis son míos sino de Brandon Smith, en un gran artículo que nadie debería perderse. Insisto: es lo más propio del siglo XXI: catalogo a Brandon como uno de esos cristianos sin Cristo, una nueva clase emergente. Ojo, desconozco al señor Smith. A lo mejor es un cristiano de lo más pío pero mantengo la clasificación: hablo de hombres que no necesitan rezar sino tan sólo pensar... para concluir que la modernidad ha caído en la idiocia más absoluta, lastrada por una serie de adjetivos muy queridos por el poder en la actualidad, tales como igualdad, inclusión o sostenibilidad o, como no, progresismo.
Todos estos adjetivos, convertidos en objetivos, no son más que gloriosas estupideces propias de mentecatos, a los que hace mucho tiempo nadie les ha gritado aquello de que el emperador va desnudo.
Sí, lo 'woke', esa penúltima estación del progresismo imperante desde los años setenta del pasado siglo, nos lleva a la quiebra... a la quiebra moral como personas y a la quiebra económica como familias y como sociedad.
Y es que el progresismo ha caído en tal grado de estupidez que, para responderle, ya no se precisa la antropología cristiana de don Quijote, hacedora del Occidente libre, sino el sentido común de Sancho Panza. ¿Una prueba de la estupidez progre? Irene Montero, que ha llegado a ministra.