Son muchas las dificultades pero hay un poderoso que apuesta por el proyecto de entregar el primer poder informativo español a los masoncetes (masonería de derechas, que conste) de Vivendi y de don Vincent Bolloré. Ese alguien es Pedro Sánchez Pérez-Castejón y su nuevo jefe de propaganda, Miguel 'Cubanino' Barroso.

El objetivo último es colocar al servicio de La Moncloa una mesa informativa con tres patas, toda una parafernalia de medios: Atresmedia, Prisa y Movistar+. A fin de cuentas, sería el reencuentro de Canal+ Francia y de Canal+ España. Memoria histórica, una de las querencias del presidente del Gobierno.

Álvarez-Pallete tiene claras dos cosas: Telefónica no debe dirigir telediarios... y no se solucionan los problemas haciéndolos más grandes

La cosa empieza cuando el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, se cansa del río de pérdidas y problemas en el que se ha convertido Movistar+, la plataforma de vídeo de la operadora. Exige una solución y entonces a algunos directivos de la teleco se les ocurre solucionar un problema aumentando el tamaño del problema, lo que puede definirse o bien como axioma McKinsey o como el vetusto epigrama "si no quieres caldo, toma dos tazas". En otras palabras, que Movistar+ compre Atresmedia.

Para mayor confusión, y para dar cuartos al pregonero, Telefónica contrata a un consultor que empieza a fabricar papeles. Se publica el asunto en El Economista -importante noticia la del colega- bajo la idea motriz de que Telefónica busca un socio industrial para su sección de vídeo.

Es entonces cuando el Ceo de Atresmedia, Silvio González, se pone en contacto con Telefónica para saber si ellos pueden ser ese socio industrial.

"A bodas me convidan", pensó alguien en la operadora que empieza a barajar la idea de que para salvar a Movistar+ lo mejor no es vender sino comprar. Y ya puestos, compremos Atresmedia, con gran cabreo de Pepe Creuheras que nunca ha pensado en poner en venta Atresmedia, que tanto le ha costado reflotar, en su momento más dulce.

Encima, alguien ha entrado por la puerta de atrás y ha olvidado que José Creuheras, presidente de Planeta, no quiere vender Atresmedia

Pero las historias que empiezan mal pueden terminar bien o mal pero siempre se hinchan. En esas surge, cómo no, el nuevo comisario político de Pedro Sánchez, Miguel 'Cubanino' Barroso, que desde que leyó a Antonio Gramsci en La Habana, Cuba, controla con mano de hierro El País y la Cadena SER, atizando a todo aquel que se atreva a retar al frente popular sociopodemita. Su tarjeta de visita mide el doble que la normal porque no caben en ella todos los cargos: asegura ser el comisario ideológico-informativo del Sanchismo, de Telefónica, de Prisa, de la nueva 'smart people' que forjara Iván Redondo, antes de ser defenestrado de Moncloa por aparecer en la prensa. Olvidó que los dueños de la opinión nunca opinan, nunca salen en la foto.

Vamos, que Cubanino Barroso aún no es el representante de Vladimir Putin pero estamos en ello. El exsecretario de Comunicación de Zapatero tiene claro su plan: que Vivendi compre Prisa, Movistar+ y Atresmedia, a cambio de dejar todo el potencial informativo, que no de ficción, en sus manos y a mayor gloria del Sanchismo.

Sólo hay un problema, bueno dos. Ni el presidente de Telefónica le considera su hombre (a Cubanino) ni el presidente de planeta quiere vender Atresmedia. Pero, eso sí, a Pedro Sánchez le encanta el plan. Y recuerden que Barroso ya consiguió su primera victoria: es quien manda en Prisa sin poner un euro.

¿Y Vivendi? Asombrado debe andar Bolloré de que en España le regalen centros de poder con sólo poner dinero. Y no pasa nada si carece de mando ideológico. Bolloré sabe que los gobiernos pasan pero los millonarios -naturalmente progresistas- permanecen.