Han pasado 47 años desde que se aprobó la Constitución de 1978. Para su quincuagésimo cumpleaños, se acumulan los motivos para elaborar una nueva norma de derechos, o sea, para refundar España.
Es una tarea peligrosa, lo sé, pero en casi siete años de Sanchismo, España ha degenerado a pasos agigantados.
Hay que simplificar España, reduciendo el Estado autonómico, que multiplica la burocracia y el número de políticos y de funcionarios. También la hiperregulación económica que hace casi imposible crear una empresa en España
Lo primero, redefinir derechos adulterados: el derecho a la vida, convertido ahora en derecho al aborto, el derecho a la libertad de prensa, suprimida por el espantajo del bulo y la desinformación...
Recuerden que la Constitución no es más que un elenco de derechos del hombre. Si estos se adulteran, la Constitución sirve para poco y así, el 'Todos tienen derecho a la vida', por no definir quiénes son 'todos', se ha convertido en el derecho a matar al débil, es decir, en derecho al aborto.
Es necesario un cambio radical para alentar la meritocracia: reducir las limosnas públicas que buscan el voto cautivo, lo que está forjando una España de vagos: el que no trabaja que no coma
Una nueva constitución también serviría para simplificar España, reduciendo el Estado autonómico, que multiplica la burocracia y el número de políticos y de funcionarios. Hay que jibarizar el Estado o jibarizaremos los derechos de la población.
Mención aparte También la hiperregulación económica que hace casi imposible crear una empresa en España. En nuestro país encarna hoy la maldición de las ocho palabras que más debe temer el ciudadano. Son éstas. "Hola, soy del gobierno y vengo para ayudar".
Un ejemplo entre muchos: hay que acabar con el Tribunal Constitucional, al que Conde Pumpido ha desprestigiado, desautorizado y ridiculizado. El TC, garante de los derechos constitucionales, se ha convertido en un Tribunal de Casación, encargado de contrariar y desnaturalizar, con fines políticos, al Tribunal Supremo, presunta cumbre de la pirámide jurídica española
También es necesario un cambio radical para alentar la meritocracia: reducir las limosnas públicas que buscan el voto cautivo, lo que está forjando una España de vagos: el que no trabaja que no coma.
Otro ejemplo entre muchos: hay que acabar con el Tribunal Constitucional, al que Cándido Conde-Pumpido ha desprestigiado, desautorizado y ridiculizado. El TC, garante de los derechos constitucionales, y de ninguna otra cosa, se ha convertido en un Tribunal de Casación, encargado de contrariar y desnaturalizar, con fines políticos, al Tribunal Supremo, presunta cumbre de la pirámide jurídica española.
Se acumulan los motivos para elaborar una nueva Constitución, o sea, para refundar España
Sí, son demasiadas asignaturas pendientes. Cambios parciales, me temo que no servirían. Abrir el melón constitucional lo sé, es peligroso, pero ahora mismo, más que necesario, parece urgente.