Más demagogia socialista con los inmigrantes. Tiene razón Álvaro Zancajo y tiene razón Rocío de Meer.
Vox no quiere deportar a los inmigrantes, sólo a los inmigrantes ilegales. Es decir quiere que se cumpla la ley. ¿Y a los menores hijos de esos inmigrantes? Pues claro, si un niño es hijo de un padre que es expulsado debe irse con su padre, no quedarse sólo en España. Y si ha entrado sólo en España debe volver con sus padres, no criarse fuera del ámbito familiar.
Más demagogia con la abolición de la prostitución: el problema es que muchas coimas quieren ser eso, coimas. Ninguna trata les fuerza a ello
Quiere expulsar a los legales que delinquen. Ahí puede discutirse pero está claro que algunos inmigrantes no quieren aceptar los modelos de vida del país que le acoge.
Rocío de Meer también tiene razón, están hasta el gorro de inmigrantes que no respetan a la mujer española, que tienen credos que odian al cristianismo, como el islam. En plata, al inmigrante hay que acogerle con los brazos abiertos siempre y cuando respete al país que le acoge, Pedro Sánchez dice que España también fue un país de inmigrantes. Sí, presidente, pero los inmigrantes españoles en Alemania no se dedicaban a violar a las alemanas.
Y también hay mucha demagogia en el PSOE con la abolición de la prostitución, insisto: yo también estoy de acuerdo con que se ilegalice eso de vender tu propio cuerpo, moralmente es inaceptable. Pero los socialistas no creen en la moral. Ellos no quieren abolir la prostitución porque resulte inmoral, quieren abolirla porque aseguran que es una esclavitud de la mujer a cargo del proxeneta, vulgo chulo.
Exijamos al varón que respete a la mujer y exijamos a la mujer que se respete a sí misma: no al proxeneta, no al cliente, no a la prostituta
Pues mire, no. Muchas mujeres, y no lo ocultan ejercen de la prostitución porque les da la realísima gana. Insisto: no lo digo yo, lo dicen ellas.
Hasta la Iglesia ha caído en la trampa: "Digamos no a la trata", leo en la catedral de la Almudena. Sí, hay que perseguir al proxeneta pero si la abolición de la prostitución consiste en perseguir al varón -proxeneta o cliente-, entonces no acabaremos con el negocio de la carne y, además, estaremos siendo muy injustos. Más bien, digamos no a la prostitución, exijamos al varón que respete a la mujer y exijamos a la mujer que se respete a sí misma.










