Madrid es un hervidero de rumores a golpe de corrupción. El 'Caso Leire', que podría quedarse en las ensoñaciones de una presumida que se arroga un papel que no tiene, constituye, sin embargo el ejemplo más claro de cómo funciona el régimen sanchista: una verdadera mafia. Tranquilo chico, yo te libro de la cárcel si tu me das información para poner a parir a la UCO, que me está fastidiando. Ni Vito Corleone lo hubiera hecho tan bien.
Tanto es así, que debo reconocer que el aparato de propaganda del Partido Popular, siempre tan romo, está vez ha acertado con el lema de la convocatoria de manifa para el 8 de junio: en efecto, o mafia o democracia. Pero para ser una alternativa de Gobierno, y más con un régimen tan venenoso como el Sanchismo, no basta con describir correctamente al enemigo: hay que plantear un ideario alternativo. Y eso, aún no lo ha hecho Alberto Núñez Feijóo, aunquen continuamos esperándolo. Don Alberto aún todavía no se ha decidido, si es liberal o socialista, si coherente o posibilista. Lo único que ha decidido es que no puede defender un ideario cristiano, entre otras cosas porque no sabe hacerlo.
Pablo Iglesias busca una doble pieza: Sánchez y Yolanda. Sueña con presentarse como salvador de la patria
Y así, la sensación en Madrid es la de que Sánchez cae y todo el mundo está tomando posiciones. Sin atreverse a dar el paso pero, al menos, el de Moncloa ha dejado de ser intocable.
Para él se barajan tres relevos posibles. El primero, salido del propio Sanchismo, es el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, quien ha normalizado Cataluña pues ahora ya no se ocurre nada allí. No olvidemos que Illa es un personaje tremendamente ambicioso. Si da el paso, lo hará de acuerdo con Sánchez y para proteger a Sánchez, cosa bastante difícil porque, a don Pedro, lo de irse por las buenas como que no le agrada y porque se le han terminado los refugios internacionales a los que acudir. Por ejemplo, la presidencia de la Comisión Europea, ocupada ya para los próximos cinco años por su ex-amiga Von der Leyen.
El otro candidato a suceder al gran líder es Emiliano García-Page, que, en medio de la oleada de podredumbre en que se ha convertido el PSOE, ha sabido mantenerse con un poco, no mucho, de dignidad, como la voz alternativa. Lo más gracioso es que los viejos felipistas le llaman el candidato "de consenso". Hombre, de consenso...
El tercer nombre más citado para sustituir a Sánchez es nada menos que José Luis Rodríguez Zapatero, el hombre que resucitó el guerracivilismo en España y el primero en llevarnos a la ruina -el segundo es Sánchez, aunque presuma de lo contrario-, aquel ZP convertido hoy en negociante de la internacional progresista. Pregunta al canto: ¿quién conoce hoy el patrimonio personal de ZP? Zapatero se ha hecho rico defendiendo a los pobres.
Y en este caso, sí, en total acuerdo con Pedro Sánchez: ambos compondrían una diarquía con reparto de papeles. Incluso a lo peor, la diarquía no forzaría a Sánchez a abandonar la presidencia del gobierno. Bastaría con ceder a ZP pero cedería la Secretaría general del PSOE y la cancillería de Exteriores.
Y esto porque el Sanchismo ya no tiene remedio en España pero a lo mejor puede venderse como la nueva internacional progresista contra la internacional reaccionaria que nos asola.
Feijóo vuelve a hacer el ridículo, al mendigar el apoyo de Junts y PNV, que se han apresurado a negárselo: la España roja y la España rota se cachondean de él... y se lo pone fácil a Ayuso
Pero hay oto elementos que corren por Madrid. Uno es Pablo Iglesias, el gran vengador, que busca una doble pieza: Sánchez y Yolanda. Sueña el posadero con presentarse como salvador de la patria y está tan pagado de sí mismo que considera que la gente no votó a los indignados de Podemos, sino a él, que está por encima de los partidos. Sueña con vengarse del Sánchez que se burló de su vanidad y la Yolanda que se aprovechó de esos varones paternalistas -todos ellos feministas, naturalmente- que tanto gustan a las feministas para medrar... con muy poquita dignidad. Pero sí, tras la patética megalomanía de Yoli, ahora Pablo Iglesias Turrión tiene una posibilidad.
Por su parte, Feijóo vuelve a hacer el ridículo, al mendigar el apoyo de Junts y PNV, que se han apresurado a negárselo: la España roja y la España rota se cachondean de él... y se lo pone fácil a Ayuso. No me extraña que el PSOE sienta esa obsesión patológica contra Ayuso: es actualmente, quien más posibilidades tiene de sacarle de Moncloa, ¿Y me gusta Ayuso? En sus formas, no en su fondo.