La Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados aprobó ayer lunes, 4 de julio, el proyecto de Ley de Memoria Democrática (porque la memoria, o es democrática o anda desmemoriada del todo), con el apoyo del PNV y de los proetarras de Bildu.

Para entendernos, que se van a investigar, no los asesinatos de ETA (más de 300 sin resolver) sino los excesos de la policía española contra ETA, hasta el año mismo en la que los socialistas llegan al poder.

Para entender este sainete... que la memoria histórica de Pedro Sanchez comienza en 1940 pero se alarga hasta 1983. Los milicianos socialistas de la II República y la Guerra Civil, eran almas nobles que jamás perpetraron homicidio alguno. Pura democracia, Tampoco durante la Guerra Civil, donde los milicianos socialistas, comunistas y anarquistas, no cometieron crimen alguno: ni asesinatos, ni violaciones, ni pillajes. Luchaban por el pueblo, contra los terratenientes. Todos santos demócratas.

Los proetarras consiguen que se investiguen, no los crímenes de ETA sino los de los GAL, que esos sí que son graves

El único malvado en la historia española del último siglo es Francisco Franco, a cuyo cadáver ha vencido Pedro Sánchez en la batalla de cuelgamuros. Todos los demás son buenos, incluidos los etarras. Por eso, esta ley de memoria histórica ha sido aprobada con el apoyo de Bildu y del PNV.

Y así, también, los proetarras de Bildu, con su portavoz parlamentaria, Merche Aizpurúa al frente, consiguen que se investiguen, no los crímenes de ETA, sino los de los GAL, que esos sí que son graves.

Y todo esto no es más que el intento de Pedro Sánchez para convertirse en un estadista respetable, de centro político entre dos extremismos inaceptables: la extrema izquierda, sus socios de Gobierno, y toda la derecha, que es ultra de suyo.

Es el intento de Sánchez para convertirse en un estadista respetable, de centro político, entre dos extremismos inaceptables: la extrema izquierda, sus socios de Gobierno, y toda la derecha, que es ultra de suyo

Por decirlo de otro modo, una operación de propaganda excelente, porque la ley de Memoria sólo va a servir para eso, donde se consigue que hasta el centro político se convierta en fascismo y el hombre que ha introducido a los comunistas en el Consejo de Ministros, se convierte en un personaje de centro, con corbata, que se mantiene en el poder gracias a una monumental mentira que ni el Ministerio de la Verdad de George Orwell hubiera podido describir. La realidad vuelve a superar la ficción.

Lo dicho: la memoria histórica de Pedro Sanchez comienza en 1940 pero se alarga hasta 1982. Los de la II República vivieron y murieron en olor de santidad.

Tampoco se apuren en demasía. No es más que propaganda de Sánchez y de ETA, que ahora coinciden en sus intereses. De hecho, no va a ser investigación policial sino perpetrada por periodistas, que somos malos historiadores porque no tenemos tiempo para reposar los datos, e historiadores pervertidos que sí tienen tiempo para trabajar a sueldo o a favor de sus propios prejuicios. La cosa no da para más... aunque resulta ligeramente molesta.