Si el PSOE y sus socios han decidido cambiar el nombre del Congreso por las mujeres, también han decidido cambiar el Código de Prensa por los periodistas, o al menos, eso es lo que venden. 

Jornada frenética en la Cámara Baja la de ayer martes, siete normas a aprobar en la última jornada, para que Sánchez pueda dar una imagen de unidad y de liderazgo, aunque le ha salido rana. Como ya les contamos en Hispanidad, el Pleno del Congreso acordó, para vergüenza de todos, la toma en consideración para reformar el Reglamento del Congreso. Lo impulsó el PSOE, con los votos a favor de Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG y Coalición Canaria, y sólo con la oposición de PP, Vox y UPN. 

Para el PP implica querer crear una "policía política" en la Cámara para "silenciar a quienes con sus críticas incomodan al Gobierno". Los populares advierten que con esta reforma todos los que la apoyan, incluidas las asociaciones de periodistas, quedan "sometidos a la inquisición". 

El PNV asegura que este cambio surge de la necesidad de frenar actitudes amenazantes, faltas de respeto o llanamientos de despachos y no implicará ninguna restricción a la libertad informativa... claro que no, ni que Sánchez quisiera censurar. 

Junts y el resto de socios de investidura comparten esa opinión y han puesto especial interés en defender el código de conducta para la prensa y las sanciones que comportará su vulneración. Opinión a la que recordemos se sumaron las principales asociaciones de prensa, que en un comunicado, no sólo aplaudían la censura, sino que lamentaban que PP y Vox no estuvieran del lado de Sánchez y su plan. 

Y como era de esperar, el cambio de Reglamento ha salido adelante: un régimen sancionador específico para informadores acreditados que interrumpan o dificulten la labor parlamentaria y de prensa. Así, las interrupciones de ruedas de prensa, grabaciones en áreas no autorizadas, desacato a instrucciones, accesos sin acreditación, publicación de grabaciones o imágenes obtenidas de forma irregular, serán penalizadas con faltas que serán leves, graves o muy graves, con sanciones que van desde apercibimientos hasta revocaciones temporales o definitivas de acreditación, incluyendo suspensión de medios por hasta tres años. 

¿Y quién decide todo esto? Supuestamente la Mesa del Congreso, asesorada por un nuevo Consejo Consultivo de Comunicación Parlamentaria. ¿Y quién formará el Consejo Consultivo? Pues aún no se sabe, pero volvemos a las mentiras del sanchismo y sus socios. Pongamos por ejemplo las interrupciones de ruedas de prensa, suena bien, a nadie le gusta, menos si es periodista, que le interrumpan mientras habla. Pero es preciso aclarar que en las ruedas de prensa para que el periodista pregunta, es necesario que el jefe de prensa del partido, de la palabra. Pero, ¿qué pasa si nunca te dan la palabra? Vito Quiles, enemigo público número uno y acosador de acosadores, no es que interrumpa a sus compañeros, es que se auto concede la palabra porque nunca se la dan, sus preguntas incomodan. 

El propio periodista fue entrevistado anoche en Telemadrid, y cuestionó el reglamento, y con sus preguntas a una visiblemente enfadada Pilar Velasco, lo explica mejor que bien.