Inconsistentes e incorregibles
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dado orden de 'dimensionar' Ferraz. En otras palabras, de empequeñecer la dimensión y el poder del partido. Le sobra una formación que en su día le humilló y que tan sólo le es necesaria como maquinaria para organizar elecciones, pero dejando claro que los comicios se ganan desde Moncloa y desde el CIS, Prisa y RTVE. El Partido, cuantas menos ideas aporte, mejor. Para eso ha puesto al panzer Adriana Lastra al frente del aparato. A fin de cuentas, su función consiste en aplaudir al Ejecutivo e insultar al Partido Popular.
Sánchez es considerado como un majadero, esclavo de comunistas y separatistas por los felipistas e incluso por zapateristas. Casado sufre la acometida del fenómeno Ayuso y se apoya en los barones progres... y en Teodoro
Por su parte, Pablo Casado juega a la defensiva, encerrado en su área como el Athletic frente al Real Madrid en la final de la Supercopa.
Es decir, que Sánchez y Casado coinciden en algo: a uno le molesta el fantasma de Ferraz, al otro el de Génova.
Por tanto, el presidente del Gobierno ha iniciado la reconversión del PSOE a la baja, con despidos incluidos, mientras el presidente del PP retrasa el Congreso del partido a julio, cuando pueden convocarse elecciones en mayo.
Al fondo, Sánchez es considerado como un majadero, esclavo de comunistas y separatistas, por los felipistas e incluso por algunos zapateristas sensatos (sí, existen zapateristas sensatos, todos aquellos ministros que se han ido alejando de ZP). Por su parte, Pablo Casado sufre la acometida del fenómeno Ayuso y se apoya en los barones progres, como Mañueco, Moreno o Feijóo... y en Teodoro.
El ateo Pedro Sánchez busca una ideología que justifique sus bandazos para mantenerse en el sillón mientras el católico Pablo Casado trata de casar cristianismo y progresismo, una tarea imposible
Ambos resultan de lo más inconsistentes. El ateo Pedro Sánchez busca una ideología que justifique sus bandazos frente-populistas para mantenerse en el sillón de Moncloa, que es lo único que le importa, mientras el católico Pablo Casado trata de casar cristianismo y progresismo, de suyo imposible y en esa macedonia se vislumbran todas sus contradicciones internas.
Dice la izquierda que Casado es esclavo de la ultraderecha de Vox. No, lo que ocurre es que el ideario de Vox resulta mucho más claro que el imposible y nebuloso ideario que pretende Casado para el PP.
Sánchez y Casado, los dos máximos líderes políticos de la España actual son... dos inconsistentes. Como decía Jorge Luis Borges acerca de los peronistas: "no son ni buenos ni malos, son incorregibles".