Pocas ganas de bromear, tras el Jueves negro -esto sí es importante- del pasado 9 de febrero, pero lo divertido no es lo contrario de lo serio sino de lo aburrido, así que no he podido menos que sonreír tras conocer la última consigna monclovita: la coalición de Gobierno entre PSOE y Podemos, no sólo no se va a romper, sino que, además, el Ejecutivo puede presumir de ser un gobierno pluralista, eso sí, muy unido, formado por sociatas y podemitas, por el inmortal progresismo.

Lo único que une a todos y cada uno de los partidos votantes de la moción de censura contra Mariano Rajoy, es su feroz cristianofobia y su ansia de permanecer en el poder, ya sea como protagonistas o como colaboradores necesarios

Lo cual es cierto. No olvidemos que el progresismo no es otra cosa que el "abajo los curas y arriba las faldas". Es más, lo único que une a todos y cada uno de los votantes de la moción de censura contra Mariano Rajoy, es su feroz cristianofobia y su ansia de permanecer en el poder, ya sea como protagonistas o como colaboradores necesarios.

Ahora bien, llamar gobierno pluralista a la macedonia de socialistas y comunistas, tiene su gracia. Verán: existe el pluralismo externo, y ese es un buen pluralismo. Un gobierno de izquierdas y una oposición de derechas, o al revés. Como en la prensa: diarios de izquierdas frente a diarios de derechas, conservadores contra liberales, centralistas contra descentralizadores, etc. Ahora bien, que dentro de un mismo Gobierno, o de un mismo partido, o de un mismo medio informativo, haya posturas enfrentadas e irreconciliables entre sí... eso no es más que bipolaridad, esquizofrenia, quizás con un toque de paranoia, y sobre todo, mucha, muchísima caradura: Sánchez necesita a Podemos para mantenerse incólume hasta las próximas elecciones y Podemos hará cualquier cosa por mantenerse en el poder el mayor tiempo posible, es decir, hasta la próxima convocatoria electoral. Para ambos, si la legislatura pudiera alargarse 10 años más, estupendo.

Sánchez asegura que el Gobierno concluirá legislatura. Lo sabemos, presidente. Lo que no sabemos es si España podrá soportarlo. Sólo el aturdimiento general de la sociedad española permite este aberrante paripé

Y luego está lo de las inconmensurables tragaderas de ambos socios. Ayer jueves, sólo una senadora socialista, Susanna Moll, votó contra la aberración de la Ley de Transexualidad, ese abuso que termina en castración, pero el resto de progresistas pluralistas se aprestaron a apretar el botón que ordenaban sus jefes.

El pluralismo interno no existe, es esquizofrenia paranoide, pero encima vender el Gobierno Frankenstein como producto de un sanísimo pluralismo, ya es la risión.

Sánchez asegura que el Gobierno concluirá legislatura. Lo sabemos, presidente. Lo que no sabemos es si España podrá soportarlo. Sólo el aturdimiento general de la sociedad española permite este aberrante paripé.

¿Quién nos librará de Pedro Sánchez y su gobierno pluralista?