Consejo de Ministros del martes 10 de mayo. Como aún no se ha conseguido la excepción ibérica para el enjuague de la factura de la luz. el asunto fue Pegasus. Se trata de la destitución -perdón sustitución- de Paz Esteban por Esperanza Castelerio, actual secretaria de Estado de Defensa, como directora de los espías del CNI. 

¿Por qué el CNI iba a espiar los teléfonos de Sánchez, Robles y Marlaska? Y si fue Marruecos, ¿para qué quería espiar a Aragonés, Junqueras y cía?

Llevo más de un cuarto de siglo siguiendo la información de los consejos de ministros y sus posteriores ruedas de prensa  y no recuerdo otra tan patética como la de hoy. El ridículo de una de los puntales del Gobierno Sánchez pero hoy, por donde menos lo esperaba, por la titular de Defensa, se han batido todos los récord.

Caso Pegasus: Sánchez ofrece la cabeza de la directora del CNI a sus colegas de Podemos y a los indepes de Rufián y compañía. Naturalmente, estos no quieren la cabeza de un técnico sino la de un político. Por ejemplo, la de la propia Margarita, que dice sentirse arropada por el presidente del Gobierno. Un absurdo, porque es sabido que Sánchez sólo se arropa a sí mismo. Además, los indepes progres de la izquierda progre (como creo haber dicho antes) ya han captado el olor de la sangre y eso ha despertado sus ansias. 

País de espías. ¿Qué diferencia a Pegasus de Villarejo? El primero no es una chapuza, por eso es más peligroso

Esteban ha sido destituida -perdón, sustituida- por la ministra Robles que no nos dice quién es el autor de los pinchazos y hace buenas las dos tesis: ¿El espionaje fue de Sánchez para espiar a los indepes catalanes o de Mohamed VI para chantajear a España? A lo mejor, ambos, porque encima los malos estilo Villarejo son malos muy chapuceros. 

Y es que, claro: ¿por qué el CNI iba a espiar los teléfonos de Sánchez, Robles y Marlaska, sus superiores jerárquicos? ¿Por cuenta de quién?  Y si fue Marruecos, ¿para qué quería espiar a Aragonés, Junqueras y cía?

Descontento hasta entre los periodistas afines al Gobierno

España se ha convertido en un país de espías. ¿Qué diferencia a Pegasus de Villarejo? El primero no es una chapuza, por eso es más peligroso. Pero España se ha convertido en un país de espías, donde el derecho a la intimidad es más conocido por su incumplimiento que por su observancia.

El descontento por la intervención de Robles fue general hasta entre los periodistas afines al Gobierno. Si esto sigue así, no es que se acaba el sanchismo: es que se acaba España.