Isabel Rodríguez, acompañada del titular de Agricultura, Luis Planas, uno de los pocos ministros sensatos del Gabinete Sánchez, y Diana Morant, responsable de Innovación
Rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del lunes 11. Salen a escena la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, acompañada del titular de Agricultura, Luis Planas, uno de los pocos ministros sensatos del Gabinete Sánchez, y Diana Morant, responsable de Innovación. Es decir de subvenciones para la Ciencia.
Tampoco se aclara Isabel Rodríguez con las eléctricas. Al parecer debe ser la única que no se ha enterado de que las eléctricas quieren a Teresa Ribera fuera del Ejecutivo
Planas presenta su ley contra el despilfarro de alimentos. Un de esas leyes bien pensadas pero condenada al fracaso. Y no es que las familias o los bares desprecien la comida y que ésta acabe en la basura. No la desprecian porque les cuesta dinero comprarla pero lo cierto es que el sistema está forjado de tal forma, y las garantías sanitarias son tan elevadas (en mi opinión exageradas), que es imposible evitar despilfarro.
Como tuve una infancia poco pudiente, desde niño me aterra tirar comida, porque hay 800 millones de personas en el mundo que pasan hambre, pero se trata de una norma difícil de aplicar, por no decir imposible. Más que una norma, como dice Planas, es un debate, para que la gente cuide la comida.
Como sorpresa a considerar, la obligación de los supermercados de menos de 400 metros cuadrados de colocar un estante para alimentos que hayan perdido la buena presencia pero que aún puedan ser consumidos.
Buen borrador del ministro Planas sobre el despilfarro alimentario: la comida no se tira
Más asuntos. Diana Morant, titular de investigación roza el ridículo en su primera intervención ante la prensa, leyendo un texto que no dominaba y en un ejercicio de tiralevitas de mister Sánchez que resultaba un tanto patético.
Tras explicarnos que en sólo dos años Sánchez ha doblado el presupuesto para investigación, nos presenta el “potente” plan de incentivos a la ciencia y la tecnología. 420 millones de euros. No cabe duda: el mundo cambiará.
Luego nos explica que van dirigidos a temas novedosísimos: sostenibilidad, digitalización, cambio climático, energías renovables y, atención, Igualdad. Porque la igualdad es lo más científico que existe. Es decir, las tontunas de Irene Montero que tiene a sueldo atodos los grupos feministas radicales, montaraces y un pelín majaderos, del planeta. Ciencia e igualdad.
¡Ah!, también nos recordó que la ciencia salva vidas.
Con normas de tanto alcance, la verdad es que eran los Presupuestos Generales del Estado para 2022 los que se tenían que llevar la palma.
Y como se trata de una cuestión relevante, ahí doña Isabel Rodríguez, ya sin el apoyo de la titular de Hacienda, rozó el ridículo: entre en el reino del ‘ridi’ con aparatoso entusiasmo.
Flojo, muy flojo estreno, de la titular de innovación Diana Morant: subvenciones a la investigación científica... feminista. Gaya ciencia y alta tecnología, todo en uno
Pablo Casado ya había marcado territorio con su aseveración de que Pedro Sánchez nos llevaba hacia el rescate. Y Marisú Montero, muchos más quilates que Rodríguez, tuvo que salir al paso.
Pero Rodriguez no es Marisú: repite que son unos Presupuestos expansivos, como si eso fuera una virtud. Porque claro, el adjetivo expansivo, aplicado al sustantivo Presupuestos, significa, ante todo, más gasto y el ritmo de endeudamiento del Reino de España hace que las palabras de Casado, en el sentido de que caminamos hacia otra situación de quiebra técnica, como la de Zapatero, no es una exageración. Es la pura verdad.
También desbarra Rodríguez, con el otro asunto del momento: el precio de la luz. Se repregunta si es cierto que están pactando con las eléctricas el decretazo y no contesta. Pues sí, lo están pactando y tirándose los trastos a la cabeza porque las eléctricas simplemente quieren a la talibán verde, Teresa Ribera, fuera del Ejecutivo.
Y a todo esto, ¿ los Presupuestos colocan a España ante el rescate? No, porque los fondos supondrán una prórroga sólo eso, para evitar la quiebra técnica del Estado. Pero, ¿caminan en esa dirección? Sí.