La jornada del miércoles fue intensa en lo referente a la pugna entre los dos coaligados, PP y Vox, que gobiernan en en Castilla León, a cuenta de la mínima medida pro-vida de García-Gallardo: que la mujer que va a abortar oiga el latido del corazón de su hijo antes de matarlo.

Feijóo lanzó el órdago: si se quieren ir que se vayan... y el melifluo Espinosa de los Monteros, portavoz parlamentario de Vox, aseguró que cambiar el acuerdo con el PP sobre la vida humana, no significaba romper el gobierno de Castilla, esto es, su pacto con ese vacío moral que es el presidente pepero Fernández Mañueco y, por extensión, que Vox España rompa con otro vacío moral, el presidente gallego del PP, Alberto Núñez Feijóo, a su vez heredero del tercer vacío moral, Mariano Rajoy.

Vox ha preferido sus cargos a sus principios y ha abandonado el ser más inocente y más indefenso de todos: el concebido y no nacido. Esto puede ser la muerte de Vox, porque entre dos progresías de derechas, la gente elegirá la ya probada: el vacío moral del Partido Popular, que empezó con Aznar y se ha consolidado con Rajoy, Casado y Feijóo.