“Vota lo que piensas”, decía el lema del PSOE, y los españoles votaron… al PP. Cuando el recuento aún no ha finalizado, la diferencia es considerable respecto a los comicios de 2019 en los que los socialistas lograron 6,8 millones de votos, un millón y medio más que el PP, que no superó los 5,05 millones. La película, tras estos cuatro años de Sanchismo rabioso, ha cambiado radicalmente: todavía con datos municipales provisionales, el PP de Alberto Núñez Feijóo habría obtenido 7 millones de votos, 1,9 millones más, frente a los 6,2 millones del PSOE de Pedro Sánchez, que habría perdido algo más de 500.000 votos. Es el principio del fin del Sanchismo.

“No nos lo esperábamos”, afirmó Pilar Alegría desde la triste y apagada sede socialista de Ferraz, en la que ni siquiera estaba su líder, Pedro Sánchez, atrincherado en La Moncloa. “Tenemos que hacer una reflexión de cara a los próximos meses, nos queda seguir trabajando desde el Gobierno progresista”, señaló. Nos quedan seis meses más de Sanchismo.

Ganó el PP, pero necesitará pactar con Vox en plazas muy importantes como la Comunidad Valenciana. Habrá que ver hasta qué punto el partido de Santiago Abascal se mantiene firme en sus principios cristianos de defensa de la vida y en contra de la dañina ideología de género. Desde luego, el precedente de Castilla y León no invita demasiado al optimismo.

Por cierto, Emiliano García-Page ha logrado sobrevivir al Sanchismo y con casi el 97% escrutado lograba los 17 escaños que le dan, otra vez, mayoría absoluta en Castilla-La Macha, frente a los 16 de PP y Vox. No deja de ser paradójico, porque García-Page es uno de los líderes socialistas más críticos con Sánchez.

En definitiva, ganan PP y Vox y pierde el PSOE. De Ciudadanos ni hablamos y de Podemos, ya lo haremos.