Yoli miente: asegura que no está lanzando la patronal Conpyme contra Cepyme: sí, sí la está lanzando, y la mismísima Begoña Gómez, no sé si saben de quién les hablo, les ayuda en la tarea
El mejor negocio que podría hacer la vicepresidente del Gobierno, Yolanda Díaz, sería comprarse por lo que vale y venderse por lo que cree que vale.
El diario Expansión publicaba el lunes 5 de julio, una entrevista donde, entre otras lindezas, descalifica al presidente de Cepyme, Gerardo Cueva, quien habría asegurado que este Gobierno es intervencionista y comunista.
Pues no sé por qué se enfada. La primera comunista del Gobierno de Sánchez es Yolanda Díaz, que del Partido Comunista y sus adherencias procede. En cuanto a lo de que el Gobierno no es intervencionista... sin comentarios.
Además, Yoli miente: asegura que no está lanzando la patronal Conpyme contra Cepyme: sí, sí la está lanzando, y la mismísima Begoña Gómez, no sé si saben de quién les hablo, les ayuda en la tarea.
Una buena idea de Yolanda: quiere pagar un salario maternal -porque de eso está hablando aunque se niega a llamarlo así- de 200 euros al mes, hasta los 18 años de edad. Ahora es de 100 euros mensuales hasta los 3 años. Es decir, una miseria.
Eso es digno de aplauso, y no debe concederse a la 'familia' que doña Yoli, por comunista y progre, ya sabemos todo lo que entiende por familia, sino a la madre, que es la que se retrasa en la carrera laboral frente al varón, por mor de la maternidad.
Todo lo demás que propone Yolanda deja mucho que desear: plantea elevar a Ley -no lo ha hecho en seis años- que el salario mínimo suponga el 60% del salario medio. Y a mí me parece excelente. Lo que no me parece excelente es que, al mismo ritmo que sube el salario mínimo, el Gobierno suba los impuestos laborales, principalmente las cotizaciones a la Seguridad Social. Vamos, que quien más eleva su salario no es el trabajador, y encima, al empresario se le suben las cuotas.
En su obsesión confiscatoria, Díaz asegura que hay que poner una impuesto a los fondos de inversión. Es decir, que, como ocurre con las cuotas sociales, la que quiere cobrar más es ella.
Pues mire, no. Lo que hay que poner a los fondos son límites legales en su capacidad para destruir empresa. Por ejemplo, como ocurre en otros países, que los fondos de pensiones de inversión y de capital privado inviertan donde les venga en gana pero que se les prohiba una participación de control o de secuestro de la gestión del equipo directivo. Por ejemplo, que no estuvieran presentes en el Consejo de Administración.
Lo otro no beneficia al pueblo, beneficia a Yolanda Díaz.
Lo lógico es no ponérselo difícil al empresario, apoyar al asalariado y reducir el papel del Gobierno al mínimo imprescindible.