Más allá de las encuestas, con unas preguntas mediatizadas por los ataques, directos e insistentes, de los medios progubernamentales, creo que el Rey Juan Carlos I era más popular que el Rey Felipe VI. Y, desde luego, no se dejaba secuestrar por el presidente del Gobierno y tenía mucha más influencia internacional que Felipe VI. A lo mejor podíamos probar.

Conste que en Hispanidad tenemos mucho que reprocharle a Juan Carlos I. Sin ir más lejos, haber firmado la ley de aborto de 1985. Y de ahí hacia adelante. Ahora bien, la diferencia entre Juan Carlos I y su hijo es que aquel tenía unos principios que defender mientras que su hijo da la impresión de que sólo tiene un objetivo: durar. 

O sea, que Felipe VI abdicara en su padre, Juan Carlos I. No sólo resultaría divertido sino que nos evitaríamos la mala crianza de socialistas y podemitas que han convertido a Juan Carlos I en su obsesión.