Cuenta Daniel-Rops que, en 1930, los arqueólogos descubrieron un escrito de, al parecer, el emperador Tiberio, en el que se condena a la pena capital a los violadores de tumbas, "a los que mueven de sitio las piedras". 

Cuidado, don Félix Bolaños, conocido como 'el Bolas' tan aficionado a la profanación de tumbas, no se tope con el fantasma de Tiberio César. 

Recuerden que a los muertos conviene dejarles en paz.