La cronología de los hechos fue la siguiente: el miércoles 2 de marzo, Spotify anunció el cierre indefinido de su oficina en Rusia, al tiempo que eliminó el contenido de los canales rusos RT y Sputnik tanto en la Unión Europea como en otros mercados.

Cuatro días después, el domingo 6, la plataforma suspendió la suscripción premium a todos los usuarios de Rusia y solo dos días después, el 8 de marzo, sufrió un fallo a nivel mundial y dejó sin servicio, durante algo más de una hora, a los cientos de miles de millones de usuarios que tiene repartidos por todo el planeta. ¿Casualidad?

Lo cierto es que la caída de Spotify, la mayor plataforma de música del mundo, muestra la vulnerabilidad de las aplicaciones, una debilidad que ya mostraron, por ejemplo, Whatsapp, Facebook e Instragram en octubre de 2021 o más recientemente Twitter, en febrero de este año.